viernes, 4 de abril de 2014

Ruta de la medianoche La ciudad de Oruro es un museo viviente

Historia, leyendas, mitos, tradiciones y misterio es el legado que encierra las calles de la ciudad de Oruro, ocultos entre sus paredes, muros, aceras y calzadas que una vez cada primer martes o miércoles de mes, son desempolvadas en el recorrido de la "Ruta de la medianoche".

La noche del miércoles y parte de la madrugada de ayer, sirvió para conocer la historia de muchos lugares que tenemos en la ciudad, pero por cuestiones de desconocimiento obviamos los tesoros del pasado.

El recorrido se inició minutos después que el reloj marcó las 21:00 horas. El punto de partida fue el Santuario de la Virgen del Socavón, donde el historiador Mauricio Cazorla; el narrador de leyendas, Paul Terán y el responsable de los efectos especiales y música, Fabrizio Cazorla, se encargaron de hacer vivir al público momentos apasionantes e inolvidables.

En el caso del Santuario se hizo una reseña desde el momento que el asiento minero de San Miguel en 1595 se hizo en ese sector, por la abundancia de las minas de plata. El recorrido siguió por la "waca" del Socavón y la Avenida Cívica, donde se supo que en el monumento al Soldado Desconocido se colocaron las cenizas de tres héroes de la Guerra del Chaco.

El camino siguió para conocer en la actualidad, lo que fue la antigua Caja de Agua, situada en las calles Camacho entre Bolívar y Adolfo Mier, obra que no fue concluida por el Mariscal de Zepita, por una pugna con el presidente José Miguel de Velasco en 1834. Con el tiempo ese lugar se convirtió en cenizal y luego en un lugar de peleas, ahora solo son jardineras.

La visita continuó por la calle San Agustín, donde estuvo instalada la iglesia que lleva ese nombre y que fue cerrada en 1826 por determinación del Mariscal José Antonio de Sucre. Ahora ese lugar es solo una casa particular situada en las calles Bolívar y Washington, calle que antiguamente era uno de los primeros cementerios de Oruro.

La ruta siguió en dirección de la calle De San Francisco, bautizada así porque en esa vía estaba el Convento de San Francisco, situado actualmente donde es el Colegio Bolívar y que en el siglo XIX fue la primera cárcel de Oruro. Al frente, el parque Abaroa, posteriormente Calama y ahora Bolívar, considerado como el primer parque infantil de Bolivia, inaugurado en 1927.

La calle Aldana entre La Plata y Soria Galvarro, fue el escenario para contar la historia del plato del intendente, basado en una variedad de tipos de carne, a solicitud del entonces intendente, Alfonso Requena, y que en 1944 se convertiría en alcalde de la ciudad de Oruro, quien además hizo construir ese muro de contención reciclando las piedras de las portadas de los edificios más antiguos de la urbe. La otra parte de la visita sirvió para contar los misterios de la vertiente de Iskay Huaskita, ubicada en la misma dirección.

Las calles del centro de la ciudad, también sirvieron para el relato de viejas historias, como el Beaterio de las Hermanas Cruzadas o el Colegio Alemán, que se terminó de construir con dinero enviado desde Alemania por Adolfo Hitler. Con el paso de la comitiva por las calles La Plata y Sucre, se observó en retrospectiva lo que fue la casa donde estuvo alojado Simón Bolívar y quien envió una carta a Jamaica en 1825 para la constitución de la Gran Colombia.

Con nostalgia se observó la base del pilar del viejo Ayuntamiento, situado en la Plaza del Regocijo, en cuyo lugar están los primeros árboles de Oruro que este año cumplirán 100 años de vida. El mismo lugar, conocido ahora como la Plaza Castro y Padilla sirvió para escuchar los sucesos del 9 y 10 de Febrero de 1781, donde españoles y negros murieron descuartizados, en la casa de Endeiza.

La visita del museo histórico siguió por la Catedral, antes denominada como la Iglesia de la Compañía y el reconocimiento de catacumbas y criptas. El paso más tenebroso se encaminó por la calle La Plata, para escuchar la historia de la Cruz Verde y luego el relato de la muerte de Sebastián Pagador.

Ya por el Faro del Conchupata una ermita o también conocida como una vertiente sellada se escucharon mitos para estremecer el cuerpo. Más historias de terror al conocer otro de los cementerios de la ciudad, situado en las calles Junín entre Presidente Montes y Washington, para terminar con la cita con la historia en la mítica Plaza 10 de Febrero.

Estuvieron como invitadas especiales, las postulantes al Miss Oruro 2014, que estuvieron casi en toda la ruta. Pero también participaron personas adultas y jóvenes interesadas en conocer el legado viviente de la Alta Tierra de los Urus.

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