Hace dos semanas, el sacerdote Xavier Albó visitó el mural La marcha de los 200 años, el más grande de La Paz y pintado en el frontis del Teatro al Aire Libre. Ni bien contempló la obra, se quedó sin palabras.
"Fue terrible observar que una parte del mural estaba enjaulado. Era imposible apreciar esa parte de la obra porque ahí (en la parte izquierda del Teatro al Aire Libre) se instalaron puestos de comida”, describió Álbo, quien inmediatamente sacó fotografías de esa parte de la obra.
El mural mide 160 metros de largo y cinco de ancho. Fue pintado en 2009 por el reconocido artista Gastón Ugalde, quien -con la ayuda de más de 25 personas- retrató a 200 personalidades de la historia paceña.
La pieza fue creada con motivo de los festejos del bicentenario de La Paz y financiada con un millón de bolivianos por el gobierno municipal de La Paz.
Albó, quien recordó la expectativa que causó la creación de este mural hace más de cuatro años, evidenció a través de las fotografías que la parte izquierda del mural está cubierta con alambrado, pero que pese a eso las vendedoras del mercado colocan palos y calaminas sobre esa parte de la pieza.
"Pienso que las señoras que venden comida tienen derecho a ganarse la vida, pero no es posible que pongan en riesgo una obra de arte de tan importante magnitud y que ha costado más de un año de trabajo”, comentó Álbo.
Hace una semana, Página Siete visitó el mural y evidenció que más de una veintena de puestos de comida fueron instalados delante de la parte izquierda del mural. "La Alcaldía no nos dice cuándo se construirá el nuevo mercado”, aseguró Teresa Caero, maestra mayor del mercado La Bolita.
Según Caero, hace más de cuatro años la nueva infraestructura del mercado La Bolita presentó fisuras, lo que provocó que sean reubicadas en el atrio del teatro. Ahí improvisaron sus puestos de comida construidos con venestas, palos de madera, yutes y calaminas.
Sobre el mural, otra de las vendedoras sostuvo que autoridades ediles les pidieron que lo cuiden, pero a veces la situación se les sale de sus manos. "Hay tantas compañeras que tienen sus niños y no podemos evitar que se acerquen a ese mural”, dijo.
Tras un recorrido por el lugar, Página Siete constató además que algunas de las dueñas de los puestos de comida colocaron los palos de sus anaqueles, bolsas de yute e incluso ropa sobre esa parte del mural. Además, se evidenció el desgaste de la pintura en la parte superior de la obra.
Consultado sobre la situación de la obra, Gastón Ugalde manifestó su preocupación sobre el riesgo de deterioro que corre esa parte del mural. "Es una pena que nadie cuide ni conserve un mural que fue trabajado con tanto esfuerzo y pasión”, aseguró.
Ugalde indicó que para mediados de año desea iniciar una restauración de la pieza por iniciativa propia y con el apoyo de otros artistas bolivianos.
Al respecto, Pedro Susz, director de Gobernabilidad del municipio de La Paz, explicó que instalaron a las vendedoras de forma provisional mientras se reconstruye el mercado La Bolita, pero la obra no avanza porque la Fiscalía que investiga una denuncia y ha precintado el lugar. Ante la situación del mural, Susz sostuvo que la Escuela Taller de La Paz realiza una primera evaluación de los daños para determinar cómo evitar que se siga acentuando el deterioro del mural. "Una vez que se libere el espacio haremos una restauración definitiva” , concluyó.
El historiador Fernando Cajías lamentó que una parte de la obra de Ugalde no pueda ser apreciada por el público. "Creo que las autoridades deben esforzarse para permitir que este mural sea accesible a la gente, ya que retrata la historia de los paceños. Por eso, es vital que los jóvenes conozcan la obra”, concluyó.
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