La carrera de Arte de la Facultad de Ciencias del Hábitat de la universidad Gabriel René Moreno es una opción profesional que hoy forma a 200 alumnos con un enfoque social cuyo brazo ejecutor es el Programa Arte Público.
Estudiantes de tercero al quinto año, presentaron un mural gestado junto a su catedrático, el artista plástico Lorgio Vaca.
La obra, la fachada del kínder Ana Barba en el centro de la capital cruceña, fue proyectada, realizada y terminada en un año. Permitió introducir a los estudiantes en una experiencia real que cumple una misión de la carrera, vincular el trabajo a su entorno socio-urbano.
“Esta obra pretende la interacción de los estudiantes con su comunidad. La meta es que la formación trascienda el claustro y que el futuro profesional sea gestor de las necesidades de la comunidad”, afirma el director de la carrera, el arquitecto Wálter Rubín de Céliz.
La carrera persigue que los alumnos de Arte sepan concretar sus iniciativas.
Para estudiar esta especialidad, describe Wálter Rubín de Céliz, es necesario el talento creativo. La universidad se encarga de dar las técnicas tradicionales y las vanguardistas, que están en proceso de implementación y que tienen que ver con el uso de equipos multimedias y audiovisuales.
La carrera de Arte tiene su origen en una iniciativa de formación artística que se originó en 1935. En 1944 pasó a depender de la universidad pública y en 1964 alcanzó la licenciatura.
Luego de su cierre obligado por el régimen militar en 1973, reabrió en 2000 hasta la actualidad. La instrucción es semestral y dura cinco años, incluido el examen de grado. Ya tiene una promoción de graduados integrada por seis profesionales.
Entre sus docentes tiene a artistas como Lorgio Vaca en mural, Herbert Román en pintura, Olguita Ribera en cerámica, Yito en dibujo. El desaparecido Ronald Roa, pintor e historiador también enseñó.
Cursar la carrera requiere aptitudes para el arte y vencer el prejuicio de lo que implica formarse y subsistir de él.
La capacitación general y las preferencias personales conducen al profesional hacia el ejercicio laboral en áreas creativas o a la investigación.
Mural para el kínder Ana Barba
Los alumnos que hicieron realidad el mural del kínder Ana Barba, donde antiguamente había paredes pintarrajeadas eligieron el sitio para recuperarlo y con el arte dar un sentido afín a la entidad educativa que es.
El diseño fue sintetizado de una serie de dibujos hechos por niños del kínder. Luego se produjo el proyecto y la recolección de insumos para materializarlo.
Entre estos gestores Mariela Sandóval quedó satisfecha con la recepción. Gabriela Zeballos admite que fue difícil concretar la obra de gran dimensión, que espera que dure 150 años. Enrique Parada valora el aprendizaje. Para Harry Montecinos lo inolvidable es la vivencia de compartir. Camilo Parada describe lo especial del trabajo con el prestigioso Lorgio Vaca y sus recomendaciones de cómo hacer que el arte tenga un beneficio público.
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