martes, 19 de julio de 2011

Impuestazo a la cultura

Medio centenar de artistas, productores y gestores culturales crearon el sábado la Asociación Nacional de Promoción y Producción Cultural para protestar por una normativa del Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) que consiste en abonar una boleta de garantía por el valor del 35% de las entradas habilitadas para un concierto, una obra teatral, una verbena u otro espectáculo público de orden cultural. Quienes organizan eventos de esta naturaleza saben que los riesgos económicos son altos por una serie de factores aleatorios y difíciles de manejar, como el estado del tiempo, la falta de costumbre de adquirir entradas por adelantado, la asistencia del público sobre la hora, además de la inversión. Si a esto se le agrega que debe depositar en efectivo un 35% de las entradas puestas a la venta, los empresarios del espectáculo o los artistas que quieren promover su arte no lo pensarán dos veces. Obviamente esta norma fulmina la posibilidad de cualquier emprendimiento. Pareciera que el intento del ente (SIN) es asfixiar antes que controlar y recaudar.


¿Qué haría la Federación Boliviana de Fútbol si debe abonar antes del partido el 35% de las entradas puestas a la venta todos los domingos? Es altamente probable que llevaría a todos los clubes del país a la quiebra en pocos meses. ¿Pretenderán que no haya espectáculos, ni movimientos artísticos, ni posibilidades de que emerjan nuevos valores?, imposible, la producción artística no descansa, ni descansará. Es más, estas medidas restrictivas motivan, inspiran y multiplican nuevas expresiones artísticas.


Ejemplos de evasión impositiva hay diez en cada esquina y cientos en cada sector de la economía boliviana. No debiera haber productores que se nieguen a pagar impuestos ni a dejarse controlar sobre las entradas e inclusive las de intercambio, pero debiera ser una medida proporcional y equitativa. Esta forma de exigir, de impedir, de imponer para mostrar el peso del poder, no tiene buen futuro.


Las editoriales, librerías e intelectuales de las letras piden la exención impositiva del libro, como experimentan países vecinos y lejanos, con el objetivo de abaratar costos, promocionar la lectura, promocionar el saber, el conocimiento y la información, pero nada. Seguimos engrosando las arcas de la piratería en desmedro de los autores nacionales y extranjeros. Mientras menos leamos más dóciles y alienados seremos.


¿Qué medidas se toman para promocionar las manifestaciones culturales, si hasta las ruinas se caen a pedazos? De no revisarse la normativa y no contemplar los reclamos, seguirán de espaldas al desarrollo artístico-cultural y gobernarán desobedeciendo al pueblo.

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