La Orquesta Sinfónica Juvenil presentó en el teatro del Colegio Eagles un concierto con la Sinfonía Concertante, de Mozart; la Passacalgia de La Entrada de la Reina de Saba, de Haendel; y la Misa de la Coronación, de Mozart. En esta oportunidad vuelve a evidenciarse la intensa actividad artística de este conjunto y el indudable éxito que significa la presencia de un público que lo sigue con fidelidad y lo aplaude con entusiasmo.
La Sinfonía Concertante fue interpretada por dos músicos invitados y la orquesta bajo la dirección de Roland Schlieder, su director titular. Schlieder dirige con discreción, economía de movimientos y gestualidad mesurada.
Algunas desinteligencias con los solistas, respecto al tempo, fueron afortunada y oportunamente resueltas y la pieza discurrió sin mayores contratiempos.
Debido, tal vez, a las condiciones acústicas del teatro, la orquesta y el coro se escucharon con poco brillo.
La Sinfónica Juvenil, en esta oportunidad, no fue mucho más que una orquesta de cuerdas a la que se sumó la participación de vientos invitados.
Los oboes, con algunas dubitaciones, cumplieron sin embargo un papel aceptable. No así los cornos, instrumentistas extranjeros que tocaron casi siempre con pifias, que, por reiteradas, resultaron ciertamente incómodas.
Hay que apuntar la entrega con que la timbalista Lucía Dalence nos ofrece su poco visible, pero importante aporte, constituyéndose en un reconfortante empeño por sumar sazón al conjunto.
El cuarteto de solistas se presenta como una nueva generación de cantantes bolivianos con distintas particularidades.
Diana Azero es una soprano eficiente que se desenvuelve con seguridad y aporta con su timbre pequeño pero cautivador. La contralto Rocío Juanes, el tenor José Luis Duarte y el bajo Eduardo Linares completan el cuarteto sin sobresalir, pero mostrando condiciones prometedoras.
El coro multitudinario nos re-cuerda que no siempre se consiguen mejores resultados apelando solo a la cantidad.
Un trabajo continuo de formación vocal y práctica de repertorio podría incrementar las virtudes de este grupo que da muestras de tener condiciones para conseguir mayores logros. Los jóvenes músicos de la orquesta y su liderazgo artístico y logístico merecen el apoyo incondicional de todos, porque puede verse que están realizando esfuerzos importantes.
Nuestra más sincera esperanza es que esta iniciativa prospere y se perfeccione con el paso del tiempo.
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