En Tarija sólo existe un teatro de Títeres denominado “El Farolito” y que desde hace 25 años busca conservar este tipo de arte que es desplazado por la televisión.
Entrelazadas en sus dedos, dos varillas, casi mágicas, se elevan hasta confundirse entre las piernas y brazos del muñeco. Inmediatamente sus cuerpos inertes despiertan a la vida. Sus rostros forjados en papel, tela y pegamento, toman la personalidad que su mentor les transmite. Rien, lloran y hasta bromean, es la hora de los títeres.
Para la niña y el niño el títere es un personaje casi mágico y por eso asisten asombrados a una representación, en la que un muñeco se desplaza por el escenario y dialoga espontáneamente con ellos. A través del títere las niñas y los niños se introducen en un mundo de fantasía en el que la imaginación pone los ingredientes necesarios para vivir plenamente la ficción.
El teatro de Títeres ” El Farolito”, fue fundado el 3 de abril de 1986, en Tarija. Previo a su fundación, los integrantes estuvieron trabajando -como quien dice- a la deriva, sin muchos conocimientos teóricos ni prácticos; es por esa razón que toma la decisión de encarar esta actividad con más seriedad.
En sus inicios, “El Farolito” estuvo conformado por Wilson Gutiérrez y Cesar Siles. Gutiérrez fue quién bautizó el teatro de títeres “El Farolito”, pero por motivos de estudio se alejó de la institución. Posteriormente, también formaron parte del elenco Elizabeth Molina, Jaime Zárate, Mario Mansilla y Agustina Rodríguez, ésta última en la actualidad dirige el retablo de Títeres “Estrellita” y fue mi persona que se quedó al mando de Teatro de Títeres en estos 25 años, menciona Cesar Siles.
Casualidad o destino, Siles dice que volverse titiritero ha sido algo fortuito, ya que primero pertenecía a un elenco de teatro, pero recuerda que una vez tuvo la oportunidad de hacer títeres y fue cuando encontró el gusto por este tipo de arte escénico.
Al titiretero le ha enseñado la vida, son 25 años que lleva haciendo títeres, pero nunca asistió a un escuela para perfeccionar su técnica, sólo con el aprendizaje autodidacta fue mejorando y perfeccionando el manejo de cada uno de los muñecos. Actualmente lo acompaña Elizabeth Campos, siendo ellos los dos únicos titiriteros de “Farolito”.
Ordena el cerdo granjero: -¡Fusilen a todo pájaro!. Y suelta por los trigales, su policía de gatos. Al poco rato le traen un pajarillo aterrado, que aún tiene dentro del pico, un grano que no ha tragado. -¡Vas a morir, por ratero!
-¡Si soy un pájaro honrado, de profesión carpintero, que vivo de mi trabajo!
-¿Y por qué robas mi trigo? -¡Lo cobro por mi salario, que usted se negó a pagarme, y aún me debe muchos granos! (…), este cuento lleva por título “El Pájaro Revolucionario” de Oscar Alfaro, mismo que fue presentado en el marco del primer festival titiriteando.
Comenta que con las obras que presenta al público busca que los niños se sientan entretenidos. “Lo agradable de esta labor es poder llegar a la máxima cantidad de personas que gusten de este arte y si no les gusta hacemos todo lo posible para llegar a sus corazones”.
Siles explica que son diversos los tipos de títeres que se pueden usar para entretener a los niños, entre los más usuales están los de varilla, cuyo movimiento se consigue articulando los miembros del muñeco y moviéndolos mediante unas varilla.
Otra de las que se utiliza es la del guante, donde se mete la mano dentro del vestido del títere. Mientras que los bocones, a semejanza del títere de guante, se mueven gracias a la mano del titiritero que les da cuerpo. Consiste en que los dedos del manipulador forman la pinza que mueve la boca. La mano entera se encarga de este accionar, cuando es necesario mover los brazos del títere, el manipulador usa la otra mano, para que el muñeco mueva un brazo, o los dos, por medio de varillas.
Mientras tanto, la cultura globalizada trata de doblegar al forjador de sueños y fantasías, “El Farolito” y sus personajes se enfrentan dia tras dia a los monstruos de las ficciones industriales: robots, personajes de silicona y con acentos foráneos luchan por apoderarse de la imaginación de los niños y niñas, una lucha titánica solo parapetada en el amor al arte.
LOS DATOS
1.- El Pirata Metepata, El Principito y otras varias de autoría propia fueron puestas en escena.
2.- Casualidad o destino, Siles dice que volverse titiritero ha sido algo fortuito.
EL APUNTE
“Farolito” busca impulsar a nuevos titiriteros
En la actualidad el Teatro de Títeres “Farolito” tiene el objetivo de impulsar en nuestro medio la formación de nuevos grupos de niños y jóvenes titiriteros, mediante talleres de formación artística, esto con la finalidad de realzar año tras año el Festival de Títeres “Titireteando”, que ya cuenta con la participación de elencos nacionales e internacionales.
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