jueves, 3 de abril de 2014

Escaparate Cultural, el epílogo de un espacio dedicado a la literatura

El sueño se termina, cae el telón, se levanta la carpa. Aquel espacio que era una vitrina para mostrar obras que se constituían en verdaderos tesoros, entre autores nacionales conocidos y por descubrir, escribe hoy su epílogo. Después de más de una década de trabajo y 6.000 títulos de libros, música y películas nacionales, el Escaparate Cultural cierra sus puertas.
El cierre del espacio fue anunciado hace algunos días por su creadora, Patricia Calderón, una mujer dedicada a la cultura desde siempre.
A la propuesta que surgió para apoyar la difusión de la literatura y el arte -más que como una actividad comercial- hoy "le quedaron los brazos cortos”, como dice su impulsora.
"Lo hemos hecho con el mayor sueño, alegría y satisfacción, pero llega un momento en que uno dice ‘este proyecto no tiene mucho horizonte para desplegar las alas’. Da un poquito de lástima que quede incompleto un sueño y no porque sea mío, sino porque es boliviano; yo creo que la educación y la cultura son las bases de todos los pueblos”, explica Calderón.
En este espacio hecho de cultura, rodeado siempre de un fondo musical boliviano, si alguna persona preguntaba por las obras de Jaime Saenz, Edmundo Camargo, Jesús Urzagasti, entre otros miles, la gama de su producción literaria era presentada por una de las personas a cargo del espacio. Ocurría lo mismo con otros títulos de narrativa y poesía.
Las posibilidades de conocer las obras se planteaban ilimitadas, no se trataba de vender un libro. De ese cuidado siempre se encargaban Mario Calderón y Luis Padilla.
Joyas de editoriales como Altiplano, Isla, Difusión, que publicaron obras difíciles de hallar, eran encontradas en el espacio por conocedores, quienes las apreciaban como lo que son, verdaderas preseas de la literatura nacional, con ese olor añejo a historia entre sus páginas.
El legado
Juan Manuel Finot, hijo de Calderón y cómplice de la historia del Escaparate Cultural, recuerda que hallar Los Deshabitados, de Marcelo Quiroga Santa Cruz, o Felipe Delgado, de Saenz, era virtualmente imposible hace poco más de una década. Eso es lo que Escaparate ayudó a cambiar.
"Hacer el descubrimiento de la literatura boliviana es un regalo que todos deberíamos tratar de hacernos a nosotros mismos”, dice.
Para Finot, ese universo que se descubre, por ejemplo, leyendo obras de la talla desde Historia de la Villa Imperial de Potosí, de Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela, hasta Potosí 1600, de Ramón Rocha Monroy, pasando por las investigaciones de Alberto Crespo o Gunnar Mendoza, y cómo ellas hilan parte de la historia boliviana, antes incluso de sea una república, es conocer un legado casi mágico sobre la literatura del país.
Ese universo mágico, junto a muchos otros, presente en sus estantes, estará a disposición de todos hasta el 12 de abril, último día en que el Escaparate Cultural abrirá sus puertas en la planta baja del edificio Hoy, avenida 6 de Agosto.

"Ha habido un par de libros que hecho en falta para ofrecerlos a alguien, como, por ejemplo, Memoria solicitada, de Blanca Wiethüchter , una suerte de biografía de Jaime Saenz. El libro como objeto era hermoso”, recuerda Finot.
Un inicio... Por amor al arte
Calderón editó la primera agenda dedicada al quehacer cultural nacional que informaba, con un mes de anticipación, sobre las actividades a realizarse dentro de este ámbito, denominada Agenda BE ( 1998 -2000).
En julio de 2003 surgió el catálogo Escaparate Cultural, gracias a que durante algún tiempo sus amigos escritores le dejaban sus obras para que las ofrezca a sus amistades y conocidos. "Yo veía que existía este material, pero que no estaba a la mano. Así empezamos a hacer un catálogo en el que se pueda mostrar esta producción intelectual que estaba tan escondida”, recuerda Calderón durante la entrevista.
La primera entrega de Escaparate Cultural contó con 200 títulos. Para 2007 se presentaba el séptimo y último catálogo con 2.500 títulos, que incluía un resumen que acercaba al lector a la obra, música y partituras. Para entonces el proyecto ya había participado de la Feria del Libro y contaba con una tienda virtual.
La entrega a domicilio y el hecho de ser gratuito eran las características del catálogo, lo que se consiguió gracias al apoyo de auspiciadores, pero fundamentalmente con fondos propios.
La motivación para llevar a cabo semejante proyecto, que tomó fuerza propia con el tiempo, fue "el amor al arte y una profunda convicción de lo que hacíamos”, dice la gestora del espacio.

Por el espacio no se paseaban los lectores frente a los estantes, se mostraban los autores frente a los ojos de los buscadores, o curiosos, para provocar un nuevo o viejo encuentro, y donde autores se encontraban con autores.

El escaparate donde se mostraba la cultura "recoge la carpa”, como dice su creadora, Patricia Calderón. De seguro, no sólo quedará hacer el inventario de los libros, sino de los sueños que se guardan en las páginas de los libros que guardó haciendo las veces de caja fuerte, y las experiencias ganadas no sólo por su inspiradora, sino también por sus colaboradores.

Ofertas de libros hasta el 12 de abril
Cierre El 12 de abril el Escaparate Cultural cerrará sus puertas. Hasta esa fecha los interesados podrán encontrar descuentos del 10,20 y 30%.
Dirección El espacio está ubicado en el edificio Hoy, avenida 6 de Agosto N° 2170, Sopocachi.
Proveedores En tanto, se procederá a la devolución de material que ofrecía el Escaparate Cultural a los proveedores que trabajaron con el espacio.
Ofertas Para consultar las ofertas se puede ingresar al perfil de Escaparate Cultural en Facebook.

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