El Gobierno Municipal de Cochabamba, a través de la Oficialía Mayor de Cultura y el Departamento de Promoción del Arte, financió la construcción de un busto en fibra de vidrio de Gíldaro Antezana Rojas, que fue descubierto este lunes, en un acto en el que se recordaron los 38 años de su fallecimiento.
El busto fue realizado por Adolfo Araníbar Brañez en base a una máscara que le fue tomada al rostro del emblemático pintor cochabambino cuando éste falleció y que permanecerá en el salón que lleva su nombre.
Como parte del homenaje, el lunes también se inauguró una muestra que estará abierta hasta el domingo 26 de enero, donde se exponen más de 20 obras de Gíldaro Antezana y otro número similar de trabajos realizados por sus cuatro hijos: Darío, Víctor Hugo, Saúl y Marcelo, los dos últimos fallecidos; además de su sobrino Fernando Antezana Andrade.
Algunos de los cuadros que se presentan en esta muestra corresponden a colecciones privadas y, otro tanto. son patrimonio de la Alcaldía de Cochabamba.
“Es oportuno hablar de que se extraviaron dos obras de Gíldaro hace unos cuatro años, de la Pinacoteca Municipal, las dos obras más valiosas que tenía, dos grandes premios que hasta el día de hoy no sabemos su paradero”, dijo ayer su hijo Víctor Hugo Antezana Revollo.
Una de las obras perdidas titula “Veintiún días” y es un óleo que representa a una gallina poniendo un huevo, “una lección de color”, a decir de su hijo.
El otro cuadro perdido es “Coliseo abandonado”, otro óleo que refleja los restos de una pelea de gallos.
“En mi concepto las obras más valiosas”, insistió Víctor Hugo y por su lado, su primogénito Darío, contó que hace unos años el Concejo Municipal ordenó la investigación del caso, pero que hasta la fecha no se ha hecho nada.
“La figura de Gíldaro no ha muerto, más al contrario se ha engrandecido, puesto que Gíldaro, hasta el día de hoy, es lo más representativo que ha producido Cochabamba”, dijo Víctor Hugo, también dedicado a la pintura y ganador de varios premios.
Para Darío Antezana, su padre fue “uno de los artistas más auténticos, originales, creativos y revolucionarios que ha tenido Cochabamba”.
Original porque “él siempre pintaba cosas originales y nuevas que nunca se habían hecho antes. Auténtico porque reflejaba la vivencia y esencia de lo que es el hombre cochabambino, boliviano, sus problemas cotidianos, sociales (...). Revolucionario porque a partir de Gíldaro la pintura en Cochabamba y en Bolivia cambia en muchas cosas, la academia va cambiando a través de Gíldaro porque siempre hacía cosas nuevas, diferentes y tenía una visión muy interesante de lo que es el arte”.
“Pediría a las autoridades –no sé si al Gobierno también corresponde– que pongan un poco más de atención en lo que es la cultura y las artes plásticas”, dijo Darío Antezana, que además contó que la familia continuará haciendo gestiones para que Cochabamba cuente con un museo donde se pueda exponer la obra de los grandes artistas que ha tenido la ciudad, como Gíldaro, Wálter Terrazas o Mario Unzueta, entre los más representativos.
Su vida
Gíldaro Antezana Rojas nació el 8 de junio de 1938 en el cantón Chinchiri de Ayopaya, Cochabamba, y falleció el 12 de enero de 1976, a sus 38 años, en un accidente carretero cuando viajaba a La Paz.
Estudió en la Escuela de Artes Plásticas Raúl G. Prada y en su corta carrera plástica realizó más de 50 exposiciones tanto nacionales como internacionales.
También su obra fue reconocida con decenas de premios mayores que los obtuvo en Cochabamba, La Paz y Oruro.
Casado con Carmen Rosa Revollo, tuvo ocho hijos, cuatro hombres y cuatro mujeres.
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