El logro más importante de la institución en 2013 fue la inscripción de la obra de Jorge Ruiz en la Memoria del Mundo de América Latina y el Caribe, de la Unesco.
La institución apunta a convertirse en un espacio de convergencia que sea apropiado para el público.
Las puertas de la Cinemateca Boliviana continuarán abiertas para todo el público y el cine del mundo en 2014.
La constante tarea que lleva adelante la institución, de consolidar su imagen como un archivo y generar una dinámica de centro cultural, donde la gente haga suyo el espacio, será el lineamiento que se seguirá en la nueva gestión, explicó Mela Márquez, directora de la Cinemateca Boliviana.
Informó que se continuará con el desarrollo del proyecto Imágenes de Bolivia, un catastro, rescate y conservación de la memoria histórica del audiovisual nacional, tarea que permite el hallazgo de un importante material.
ACTIVIDADES FORMATIVAS
La Directora adelantó que la institución busca establecer un proyecto de formación en pregrado y posgrado en cine, que cuenta con el apoyo de la Agencia de Cooperación de Corea para el Desarrollo (Coica), y que para hacerse efectivo se espera una aprobación de pénsum de parte del Ministerio de Educación.
Sin embargo, Márquez señaló que el ámbito formativo ya es parte de la Cinemateca, pues en pocos días llegará a la Paz el reconocido animador chileno Tomás Welss para dictar un taller a partir del 20 de este mes.
BALANCE DE 2013
El hecho más trascendente para la institución en 2013 fue, según Márquez, la inscripción de la obra de Jorge Ruiz en la Memoria del Mundo de América Latina y el Caribe de la Unesco, material custodiado por la Cinemateca.
También destacó los procesos de restauración que se desarrollan con el documental El bolillo fatal (obra de Luis Castillo que fue hallada en 2012 y que data de 1927) y Hacia la gloria, la primera película sonora boliviana sobre la cual se están realizando investigaciones de argumento para su próxima reconstrucción.
En cuanto a la programación, Márquez destacó el éxito de los ciclos que se exhibieron, muchos de ellos en trabajo conjunto con varias embajadas e instituciones. También valoró la realización de la actividad denominada ‘Cinemateca a puertas abiertas’, en la que se realizan maratónicas exhibiciones gratuitas de cine nacional e internacional.
Tomás Welss, el animador
Opinión
crítico de cine
Claudio Sánchez
Para hablar de revoluciones en el sentido mismo de la animación es necesario remitirse a lo que significa El submarino amarillo (1968), película imprescindible para la carrera de The Beatles y necesario a la hora de pensar el séptimo arte. Es en aquel largometraje de los años 60 en el cual trabaja Heinz Edelmann (1934-2009) —como Director Artístico— que se plasma todo el sentido de una época: rebeldía, amor, y estética psicodélica.
Edelmann dictó clases en la Academia de Arte y Diseño de Stutgart en Alemania, y fue ahí cuando un joven entusiasta chileno empezó a hacer sus primeras armas con la satisfacción de haber sido alumno de aquella eminencia de la animación. Tomás Welss es ahora uno de los animadores latinoamericanos más representativos en los contextos internacionales.
Welss llega ahora a La Paz para compartir algo de sus conocimientos con los animadores bolivianos, trae además una pequeña muestra de su trabajo, que forma parte de un ciclo que se exhibirá en la Fundación Cinemateca Boliviana entre los días 23 y 29 de febrero. Su presencia en nuestro país permite descubrir a un talentoso profesional y encontrar una obra que se ubica en la orilla de la crítica social en la que, desde el humor negro, reflexiona sobre las realidades más universales.
Un género que ha sido usualmente reducido al contexto del trabajo para niños demuestra con el talento de Welss que la animación es una forma del audiovisual que en ningún caso es menor ante cualquier otra manera de expresión.
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