“Popescu debe morir” es una obra arriesgada, irreverente y políticamente incorrecta, que coloca al espectador, a golpe de carcajada, entre el odio al dictador y el compromiso mortal.
La magia del teatro.
Como propuesta escénica, la Compañía Silfo, argentina, trajo a Tarija la más compleja de las obras que se exhiben en el Festival Internacional de Teatro por la Paz (FITAZ). Cuatro actores: Fernando Godoy, Guillermo Montilla, Bruno Yuliano y Sebastián Zamora, un escenario: La habitación de hotel frente al balcón presidencial por el que asomará el dictador Popescu, ocho escenas: Desde que se conforma el grupo terrorista hasta que mueren y numerosos diálogos elaborados y concatenados, monólogos compartidos plagados de humor y reflexiones profundas. Luces, sombras y acción sin salir de la habitación. La magia del teatro.
La obra permite explorar al otro lado, en el de las pasiones y pulsiones que mueven a un grupo de terroristas a matar a alguien. Popescu es un viejo compañero de armas convertido a dictador con los años de poder, el presidente de una inevitable república ex soviética, Uslivania, en algún lugar remoto del Cáucaso o de la Siberia oriental, eso es lo de menos, que un grupo liderado por un viejo jefe, un locuaz camarada, un joven metódico y otro utópico se han propuesto eliminar para reconducir la revolución. La magia del teatro.
El compromiso es parte del hilo narrativo, desde el compromiso militante del jefe (Ladislav), del heredado del camarada (Dimitri Ivanovic), del que nace como reacción a los abusos (Cleto Morris) o del que nace de la necesidad (Oberto). El grupo envuelve al público en una espiral de situaciones cómicas por las dificultades del operativo, al tiempo que plantea los retos del compromiso y de llevarlo hasta el final. Risas y aplausos brotaron desde el patio de butacas, situaciones lejanas que se acomodan a las propias realidades, espejos frente al espectador.
Lo cierto es que la muerte, la del grupo, espera al final del camino. Muerte, por otro lado, consciente. Las preguntas siguieron dando vueltas entre el público, puesto en pie brindando el mayor aplauso de los escuchados hasta el momento, reconociendo la calidad de la escena y la originalidad de la trama de la obra escrita y dirigida por el argentino Guillermo Montilla Santillán, un espectáculo de los mejores ofrecidos dentro del Festival de festivales Abril en Tarija.
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