Ganadora de cinco Premios Oscar, incluyendo Mejor Película, Mejor Director (Michel Hazanavicius) y Mejor Actor, (Jean Dujardin), llega a nuestro medio la cinta multipremiada del año El Artista, distribuida por Londra Films.
SINOPSIS
Hollywood, 1927. George Valentin (Jean Dujardin) es una estrella del cine mudo al que todo le sonríe. La llegada del cine sonoro marca el final de su carrera y lo lleva a caer en el olvido. Pero la joven extra Peppy Miller (Bérénice Béjo) empieza a ser propulsada hacia el firmamento de las estrellas. El Artista cuenta la historia de estos dos destinos entrelazados.
NOTAS DEL DIRECTOR
“Hace siete u ocho años, estuve dándole vueltas a la idea de hacer una película muda, probablemente porque los grandes directores míticos que más admiro proceden del cine mudo: Hitchcock, Lang, Ford, Lubitsch, Murnau, Billy Wilder (como guionista)... Pero sobre todo porque como director tienes que afrontar la responsabilidad de contar la historia de una forma muy especial, sobre todo el director, porque en este género todo está en la imagen, en la organización de los signos que estás enviando al público. Y es un cine emocional, sensorial; al no tener que ir a través de los textos te devuelve a una forma básica de contar una historia que sólo funciona sobre los sentimientos que has creado. Es una forma fascinante de trabajar.
Ha sido fundamental la aportación de Thomas Langmann, que no es un productor como los demás, porque no sólo se tomó muy en serio todo lo que yo le dije sino que vi en sus ojos que creía en ello. Esta película ha sido posible gracias a él.
La escribí muy rápido, en cuatro meses. Desde el principio tuve claro que quería volver a trabajar con Jean (Dujardin) y Bérénice (Béjo) en la historia de un actor del cine mudo que no quiere oír nada del cine sonoro. Me centré en este personaje, pero tanto pronto como se me ocurrió la idea de la joven extra y de sus destinos entrelazados, todo estuvo en su lugar y cobró sentido, incluso en los temas: orgullo, fama, vanidad... Y una anticuada visión del amor, muy puro, que también concuerda con la forma. En efecto, las películas mudas que, en mi opinión, han envejecido mejor, las que mejor soportan mejor el paso del tiempo, y no quiero compararme en absoluto con ellas, son los melodramas. Es un género ideal para el formato: historias de amor muy sencillas, historias que son grandes películas, incluso obras maestras. Pero había que ver si el público actual querría ver esas películas... En todo caso, esos títulos me dieron ganas de ir en esa dirección, pero siendo más ligero, más optimista, más alegre a pesar de todo.
De todas formas, lo más complicado fue convencerme de que este proyecto valía la pena, porque va contra las tendencias actuales, es casi anacrónico: ¡estábamos en medio de la locura por Avatar, en plena moda del 3D!
Para los que amamos el cine, buscar las localizaciones en este caso fue una experiencia fantástica. Visitamos todos los estudios, en los que Chaplin rodó La quimera del oro, Luces de la ciudad, etc., los de Mack Sennett, Douglas Fairbanks... ¡fue increíble! La casa de Peppy en la película es la de Mary Pickford... estuvimos en lugares míticos.
Rodamos El Artista en 35 días, terminamos agotados, pero estábamos allí, en Hollywood, unos cuantos franceses entre todos aquellos americanos, pero formábamos un equipo, e hicimos la película que queríamos. Todo fue muy emocionante”:
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