domingo, 9 de octubre de 2011

LA PROPIETARIA DE “EL ARCÁNGEL” | HABLA SOBRE EL FIN DE UNA ETAPA EN SU VIDA, QUE COINCIDE CON EL CIERRE DEL SALÓN DE EVENTOS MÁS FAMOSO DEL PAÍS.

Rita del Solar es una mujer especial. Siempre impecable, siempre elegante, podría decirse que es una perfeccionista casi compulsiva, pero esto, lejos de ser un defecto, la ha convertido en un referente de la elegancia en nuestro medio.

Dueña de “El Arcángel”, uno de los salones de eventos más importantes del país, el que ha marcado una época en la sociedad paceña, ahora Rita del Solar termina una etapa en su vida cerrando el lugar, aunque no haya vendido la franquicia. Confiesa que está cansada, luego de casi 25 años de trabajo, pero que está absolutamente satisfecha con lo que ha logrado hasta ahora, en todos los aspectos de su vida.

Autora de varios libros, Rita del Solar cuenta en esta entrevista cómo fue trabajar con algo que ha formado parte suya desde la cuna, el buen gusto. Habla también de sus nuevos proyectos, de su pasión por Bolivia y de su amor por la familia.

OH!: ¿Se ha cerrado un ciclo en la vida de Rita del Solar como propietaria de “El Arcángel”?

Si, se cerró un ciclo. Ya estoy cansada. Son 24 años de “El Arcángel” y ya la edad cuenta. La verdad es que el lugar estaba en buena época y me ofrecieron una cantidad correcta por él. Lo hemos vendido, junto a mi socio Juan Azcui, a las cadenas de supermercado Hipermaxi.

OH!: Indudablemente “El Arcángel” marcó una época...

Así es, y me da pena. Si hubiera tenido a alguna de mis hijas o mis nietas para que se haga cargo, se los hubiera dejado, pero ninguna vive acá, todas están afuera, y la verdad que venir a trabajar en las noches por ejemplo, cuando hay algún evento, ya me cansa mucho. Además no he vendido la franquicia de “El Arcángel”, sino la casa en sí, que ha sido diseñada por el arquitecto Hugo López Videla.

OH!: ¿Cuál considera que ha sido la influencia de “El Arcángel” en la sociedad paceña?

Ahora sobre todo me doy cuenta que “El Arcángel” ha formado una manera de atender, ha refinado a la gente y ha sido una cosa muy linda. Todos me llaman para decirme que es una pena que se cierre, que no saben dónde harán sus eventos… En 24 años no he tenido ni una queja, nunca. Aunque bueno, admito que me he rajado en cada evento…

Son generaciones que han pasado por acá, tengo gente que ha organizado el 15 años de su hija y luego su matrimonio, es muy emocionante la verdad.

OH!: Con casi toda su familia fuera, ¿no pensó alguna vez en irse de Bolivia?

Amo mi país, jamás hubiera vivido en otro lado que no sea Bolivia. Me mata escuchar a esa gente que rechaza vivir en el país: yo adoro ser boliviana. Hay cosas que quisiera que mejoren, como debe pasar en todas partes del mundo, pero siempre he sido muy feliz de vivir acá y siempre he querido hacer cosas para Bolivia. Empecé con la Cruz Roja una época, luego con los museos, y así, varias cosas no lucrativas. Comencé con “El Arcángel” gracias al matrimonio de mi hija, que organizamos con mi otra hija. Mi amiga Miriam Baptista me preguntó quién lo había organizado, y cuando supo que era yo me propuso hacer una sociedad. Empezamos pensando en 60 personas, pero la primera vez nos pidieron para 150 invitados. Fue gracioso porque estuvimos en un apuro, no teníamos ni la vajilla, pero salió muy bien. Poco a poco fuimos creciendo, y terminamos acá, en el actual local, donde estamos ya hace 18 años.

OH!: “El Arcángel” también ha sido un espacio de descubrimiento para Usted...

Eso ha sido lo bueno, me ha ayudado a descubrir cosas bolivianas que el país ha regalado al mundo, la quinua por ejemplo, es un gran regalo de Bolivia al mundo. Ya habíamos regalado la papa que salvó al mundo de la hambruna, el ají, que es otro regalo, y que viene de Bolivia en su totalidad porque la madre del ají es la ulupica. He creado mucho en la cocina de “El Arcángel”.

OH!: ¿Se siente realizada?

Estoy realizada, soy muy positiva en todo, y creo que mi vida en general ha sido positiva con mis maridos (que han sido una maravilla), mis cinco bellísimos nietos, mis hijas que son una dicha. Pero es una pena, el único hueco que tengo es el que no vivan acá. Ahora que he dejado de trabajar creo que voy a sentir aún más su ausencia.

OH!: ¿Cuáles son sus planes ahora?

Todavía no sé. Voy a tratar hasta enero de ver si puedo no hacer nada. Pero es que me he acostumbrado a hacer todo y a hacerlo rápido, mi casa funciona perfecta, esto igual. Ahora sin “El Arcángel” habrá un gran vacío. Lo que sí haré es seguir publicando. Tengo dos libros en camino. Ustedes serán los primeros en saber de ellos.

OH!: ¿Qué le atrae tanto de Bolivia?

Me encanta todo lo que significa el país. Pienso que los bolivianos somos gente buena, no somos esos peleadores como quieren hacernos ver ahora; siempre hemos sido pacíficos y nos llevaríamos muy bien, si no fuera por los políticos que meten las manos. Siempre ha sido un país donde se ha podido vivir agradablemente.

OH!: ¿Qué es lo malo de vivir acá?

Lo malo es que no estamos orgullosos de nuestro país, y eso debería crearse como una política de Estado, el volver a los bolivianos ciudadanos orgullosos de su país. Los peros nos detienen. El arte es motivo de orgullo por ejemplo, pasa a través de la época y nuestro arte es magnífico, eso es lo que deberíamos acentuar. Y la gastronomía es parte de ese arte.

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