uando adquirimos una cámara réflex por primera vez, nuestra primera acción suele ser el de probar a hacer fotografías jugando con los ajustes de apertura del diafragma y tiempo de obturación, que, normalmente, no podemos modificar en cámaras compactas. Probaremos siempre a hacer fotografías de larga exposición de noche para poder dibujar con luz, o hacer las ya famosas fotografías de estrellas en movimiento. Sin embargo, un campo que cualquier principiante en el mundo de la fotografía no le suele prestar mucha atención es el de los retratos. El retrato es un tipo de fotografía bastante sencilla que tiene unos resultados espectaculares cuando se captura desde una cámara réflex. Ahora veremos unos consejos a tener en cuenta si lo que queremos es conseguir buenos retratos.
El perfil del fotógrafo
Los retratos no son simplemente una fotografía en primer plano de una persona. Para conseguir un buen retrato es necesario que exista cierta complicidad entre el fotógrafo y su modelo. Tampoco hace falta que la persona mire a cámara directamente, sin embargo, una mirada cómplice ayuda mucho, a que consigamos un resultado sorprendente. De este modo, existen dos tipos de fotógrafos. Por una parte tenemos al “paparazzi”, aquel que se esconde e intenta pasar desapercibido para captar la esencia más natural de su modelo. Y, por otra parte, tenemos al “fotógrafo de moda”, aquel que le indica a su modelo cómo tiene que actuar o moverse delante de la cámara. El perfil que mejor concuerda con el propósito de captar un buen retrato es el del “paparazzi”. Así, intentaremos pasar desapercibidos al hacer nuestro retrato, esperando a que nuestro modelo se muestre en un gesto natural sin la vergüenza de saberse observado y si, además, conseguimos captar una mirada confidente cuando por fin descubre que le estamos haciendo una fotografía, mejor que mejor, ya que esa complicidad se quedará plasmada en una foto única. Para ello, será necesario disponer de zoom en nuestro objetivo para que el modelo salga en primer plano aunque nos encontremos a una distancia considerable.
Lograr el bokeh
El efecto del bokeh es aquel por el cual el sujeto en primer plano sale enfocado, mientras que el fondo se difumina en un desenfoque muy agradable. Para lograr este efecto tendremos que combinar una serie de técnicas como la de acercarnos al sujeto con el máximo zoom que permita nuestro objetivo y escoger la máxima apertura del diafragma, un f/3.5 mínimo. Además, el fondo deberá estar a una distancia considerable del sujeto para que salga lo más desenfocado posible.
Buscar los ojos
Aunque pensemos que la expresividad de cualquier persona se encuentra en su sonrisa, en el elemento en el que más hay que centrarse es en su mirada. Poner el enfoque en sus ojos le dará una fuerza espectacular a la fotografía final. Aunque el modelo no se encuentre en posición frontal mirando directamente a cámara, tendremos que buscar en sus ojos el punto central del enfoque. Para ello, será necesario hacer la fotografía a una apertura de f/3,5 o 5,6.
No hay comentarios:
Publicar un comentario