La Paz, sede de Gobierno, es la ciudad más cosmopolita del país, confluyen en ella hermanos de todas las regiones de Bolivia, así como inmigrantes de otros lugares del mundo, lo que la convierte en un gran espacio de convivencia de diversas concepciones culturales y expresiones étnicas que le imprimen una apreciada y singular fisonomía. De noche, nuestra ciudad es un espectáculo maravilloso de luces y colores reflejados en su caprichosa topografía. La Paz tiene una superficie de 133.985 Km2 (INE), el idioma oficial es el castellano, también se ha-bla aymara y quechua, se encuentra a 3.600 metros de altitud; posee un clima de frío a templado con una media de 13°C. La temperatura no sufre grandes cambios durante las diferentes estaciones del año, en la ciudad y montañas el promedio fluctúa entre 5 y 18°C, en la región de los Yungas entre los 20 a 25°C.
Encabezada por Pedro Domingo Murillo y otros protomártires, La Paz se levanta en armas el 16 de Julio de 1809 contra el imperio español y da el primer grito libertario. Todo esto hace que la ciudad sea el centro de reivindicaciones de los movimientos sociales expresados en marchas, bloqueos y manifestaciones que son parte de nuestra vida cotidiana.
La Plaza Murillo, centro político del país, alberga el recuerdo de los grandes sucesos que se han desencadenado a lo largo de su historia que es en gran medida la Historia de Bolivia. La ciudad de La Paz presenta características geográficas que ofrecen gran variedad de hermosas vistas que hacen que el visitante pueda disfrutar de una diversidad paisajística. Está rodeada de cerros de la que se dice que se mira así misma, nos comenta un ciudadano que por su trabajo y su destreza manual y cultural se convirtió en un personaje paceño, que por su profe-sión vistió a presidentes de la República, ministros de Estado, a empresarios privados del comercio, la industria y la banca; además a diplomáticos extranjeros, es nuestro conciudadano y vecino Dn. Ma-nuel Sillerico Aruquipa, con más de 50 años de profesión en la sastrería.
Nos comenta que la ciudad de La Paz está rodeada también de miradores desde donde se tiene diferentes vistas panorámicas. Muchas de ellas eran antiguas apachetas o templos andinos, como el Mirador Jach’a Kollo (Cerro Grande), el Sallahumani, el Laikakota, el Mirador del Montículo de Sopocachi. En el ingreso a este lugar se puede apreciar una hermosa portada hecha de piedra, la misma posee una ornamentación con cuernos de la abundan-cia y algunos detalles heráldicos. Este mirador tiene una vista panorámica de la zona Sur, Llojeta, Miraflores y del nevado Illimani, centinela de la ciudad; así mismo el Mirador de Killi Killi, cuyo nombre proviene de una pequeña ave rapaz que abundaba en la zona.
Este espacio permite apreciar la ciudad con un alcance de casi 360°. Es otro de los sitios estratégicos que sirvió como cuartel general durante el cerco a la ciudad en 1781; desde este lugar los indíge-nas vigilaban los movimien-tos de los soldados realistas que defendían la ciudad. Luego del descuartizamiento de Tupac Katari, uno de sus miembros fue colocado en este lugar como escarmiento para los indígenas.
Luego viene el mirador Jach’a Apacheta, el Calvario y el de Alto Pampahasi. Siempre se observa expresio-nes folklóricas callejera que representan las culturas vi-vas, cada barrio tiene su san-to patrón y las fiestas dedica-das a éstos dan origen a entradas como la de Gran Poder, donde las creencias religiosas y paganas se mezclan en el paso de miles de bailarines y en la mirada atenta de los espectadores. Por todo ello, la ciu-dad Nuestra Señora de La Paz perdurará en el devenir del tiempo y la historia, porque nuestra leyenda dice: “Los discordes en concordia, en paz y amor se juntaron y pueblo de paz fundaron para perpetua memoria”.
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