En medio de tanta movilización social que se registró ayer en el centro de la ciudad, un vehículo que transportaba dos monumentales esculturas irrumpió el ambiente de protesta, cuando unos minutos antes de las 13:00 horas se ubicó en una de las calles de la plaza 10 de Febrero.
Las esculturas eran la representación de los personajes de la danza del jula jula, baile típico de la zona de Qaqachakas, sector que está al Sur del departamento de Oruro, frontera con Potosí.
Los manifestantes que hacían vigilia en los alrededores del Concejo Municipal, rápidamente se dirigieron hasta el lugar donde fue estacionado el vehículo, con las dos esculturas, frente al edificio central del Gobierno Autónomo Municipal de Oruro (GAMO).
Inmediatamente, expresiones de toda índole se pusieron de manifiesto y como enseñados por un maestro de orquesta, los ocasionales transeúntes sacaron sus celulares y en otros casos, pequeñas cámaras fotográficas digitales domésticas, para tener como evidencia lo sucedido a esa hora en la plaza.
ARTISTA
El artista escultor, Rolando Rocha asediado por algunos periodistas que se encontraban en el lugar, manifestó que quiso exhibirlos en principio en la plaza 10 de Febrero, antes que su obra se vaya a Qaqachaka y demostrar a las autoridades locales que en Oruro existe talento para ese tipo de trabajos, pero que al mismo tiempo no se tiene apoyo ni de la Gobernación ni de la Alcaldía para ese tipo de emprendimientos.
Asimismo, explicó que las esculturas que hizo representa a los personajes de la cultura Qaqachaka, que fueron creados a pedido de las autoridades de esa comunidad, que se encuentra en la provincia Eduardo Avaroa.
"Se ve en la escultura que están realizando la danza del jula-jula, el varón lleva un instrumento de viento, como los sicus. Cuando agarramos el trabajo asumimos la responsabilidad de expresar en su máxima dimensión la riqueza de los tejidos, que caracteriza a la vestimenta de la danza típica del jula-jula. En el caso de la mujer está ataviada con una pollera que lleva bordados y el atado atrás que simboliza la fertilidad", señaló.
Argumentó que la mujer en la parte delantera lleva una banda con alegorías de la región y culmina la obra con un sombrero, que tiene detalles que cuelgan del sombrero.
En el varón, que es un tinku originario, destacan unos guantes que lleva en sus manos y a su vez el instrumento del sicu.
Desde el diseño hasta el terminado final, fueron seis meses de intenso trabajo, para hacer los detalles.
"Al margen del trabajo artístico, se hizo un trabajo artesanal porque hicimos los detalles escultóricos en bajo relieve y está inserto toda la simbología y las claves andinas que están en sus tejidos. Hay mucha riqueza en detalle de sus tejidos. Hemos hecho de resina poliéster y fibra de vidrio, el vaciado se hizo por partes, hemos unido, ha sido un trabajo de mucho detalle, pero estamos satisfechos de mostrar este trabajo hecho en Oruro", argumentó.
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