Cuando la artista Silvia Peñaloza dictaba clases en la carrera de Artes de la UMSA se dio cuenta de que la mayoría de sus alumnos sufría por la falta de espacios públicos para exponer sus obras. Ante esa situación, hace seis años, la creadora adquirió una oficina en el edificio Chuquiago y abrió su propia galería de arte.
"Me he dado cuenta de que hay una gran cantidad de artistas jóvenes que no tienen espacios para promocionar sus trabajos. Además, en La Paz hay muy pocos espacios alternativos y públicos, y los que hay cobran un alquiler muy alto, cerca a los 1.000 dólares por el préstamo de 15 días”, aseguró la artista, quien bautizó a su galería Expo Arcana (calle México, 1554).
Al igual que Peñaloza, al menos 11 artistas bolivianos abrieron sus propias galerías de arte en La Paz para promocionar y vender sus obras y la de sus colegas. Almatroste es otro espacio impulsado por dos artistas y la escritora Beatriz Jurado. El salón, ubicado en la calle Ingavi, tiene como premisa apoyar a los artistas noveles. "En La Paz, los espacios de arte están saturados y no cubren la demanda”, comentó Jurado.
Con una mirada similar, el periodista Elías Blanco abrió hace dos años el Museo del Aparapita, ubicado en Villa San Antonio y que busca promocionar a los artistas jóvenes.
En La Paz, el municipio tiene cuatro salas, tres de la Casa de la Cultura Franz Tamayo y una del salón Cecilio Guzmán de Rojas. Según los funcionarios, en los últimos tres años reciben al año al menos 100 solicitudes del préstamo de las salas, pero sólo cubren el 50% de la demanda.
Otra de las causas que motiva a los artistas a abrir sus propias galerías es el elevado costo del alquiler de los salones privados. "Alquilar un espacio para exponer cuesta mínimo 400 dólares por el tiempo de dos semanas”, contó el artista Alberto Medina, quien hace ocho años creó su propia galería, bautizada como Merinart, en la calle Jaén.
La mayoría de los espacios administrados por artistas no cobran alquiler. Los dueños de Almatroste sólo reciben un aporte voluntario del artista y obtienen recursos extras por el consumo de comida y bebidas de los asistentes en las inauguraciones.
Más espacios
De los 12 espacios administrados por artistas, Página Siete visitó cinco. Uno de ellos es el Café Cultural Mestizo, dirigido por la cantautora Denis Gálvez, quien indicó que los espacios que existen en La Paz no ofrecen ambientes adecuados para desarrollar las propuestas artísticas.
El bailarín y actor Samuel Peña y un grupo de artista abrieron recientemente el espacio El Ombligo del Mundo (Jenaro Sanjinés, entre Comercio e Ingavi). "Identificamos una escasez de espacios alternativos en La Paz, por eso se abrió este espacio para la exposición de todo tipo de propuestas artísticas”, comentó.
En Sopocachi se encuentra el espacio IMA, creado por tres artistas, uno de ellos es Bernardo Resnikowski, quien expresó que los pocos espacios culturales que hay en la ciudad son utilizados por un círculo pequeño de creadores y que no hay cabida para otro tipo de arte.
En el caso de la zona Sur, varios artistas abrieron al menos cuatro galerías de arte. Uno de estos ambientes fue abierto recientemente. Se trata del Espacio Abierto Blanco, que nació con el objetivo de acoger a los artistas jóvenes, enfatizó la artista Roxana Hartamann.
Los turistas son los potenciales compradores de arte
Turistas estadounidenses, canadienses, italianos, franceses y holandeses, entre otros, son los potenciales compradores de las obras de arte de los artistas bolivianos.
"Los turistas son los que más compran obras de arte de artistas bolivianos. Es lamentable reconocer que ya no existe un mercado nacional”, aseguró el artista orureño Alberto Medina, quien es dueño del espacio Medinart (calle Indaburo, esquina Jaén).
Con una mirada similar, el artista Roberto Mamani Mamani, propietario de dos galerías de arte en la calle Jaén y la zona Sur, contó que los turistas son sus principales compradores.
"La visión aymara del universo andino que reflejo en mis cuadros interesa mucho a los comerciantes, en especial a los extranjeros que son los que más adquieren mis obras”, dijo.
Ante esa situación, Medina tuvo la idea de abrir su espacio cultural en la calle Jaén, que es uno de los sitios turísticos de La Paz. "Tuve la suerte de conseguir un local en un lugar estratégico. Mi galería está ubicada en la calle Jaén porque por acá todo el año pasean turistas”, sostuvo.
Medina también contó que hace unos meses un grupo de diplomáticos de Holanda le compró una gran cantidad de cuadros.
Según el periodista Elías Blanco, dueño del Museo del Aparapita, otro potencial mercado de las obras de los artistas son los amigos y los familiares.
Ante esa situación, Medina y Blanco coinciden en pedir a las autoridades proyectos de incentivo para promocionar el trabajo de los creadores bolivianos.
"El problema principal que evita que los artistas vendan sus obras es que hay muy poca gente con fondos económicos para adquirirlas”, sostuvo Blanco, quien apoya a los artistas noveles.
En seis años, cuatro galerías de arte cerraron sus puertas
Taipinquiri, Galería Nota, Arte 21 y Altamira son al menos cuatro de los espacios que cerraron sus puertas en estos últimos seis años en La Paz debido a problemas económicos, explicaron artistas y gestores.
"Varios colegas comentan que ha decaído mucho el mercado del arte en nuestro medio. Por eso se cerraron varias galerías de arte”, comentó Alberto Medina, dueño del espacio Medinart.
Uno de los casos más recientes fue el cierre de la galería Altamira, que nació con el aporte financiero de Silvio Mignano, exembajador de Italia en Bolivia, y Ariel Mustafá, director editorial de Gente Común.
En 2011, los administradores del Espacio Arte Nota cerraron sus puertas a causa de que los propietarios del inmueble decidieron darle otro uso al espacio.
Hace más de seis años también se cerró la galería Taipinquiri, ubicada en la avenida Montenegro y que era uno de los primeros espacios de arte en la zona Sur.
Y en los últimos meses también se cerró la galería Arte 21 debido a que la dueña se fue de viaje y vendió el espacio. Sin embargo, los nuevos dueños abrieron una nueva galería denominada Arte San Miguel, ubicada en la calle Pankara, 1002.
Según Medina, la falta de recursos económicos y la falta de un mercado de arte en La Paz provocaron el cierre de estos espacios.
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