La Orquesta Filarmónica y la Capella Filarmónica de Cochabamba se unieron para festejar el 190 aniversario de creación de la Novena Sinfonía de Ludwing van Beethoven con un concierto programado para el 18 y 19 de mayo en el centro de eventos El Portal a las 20:00 horas.
Más de cien músicos de la Orquesta y la Capella Filarmónica compartirán escenario con los solistas Enrique Araoz, Iván Miranda, Angélica Monje y Paola Alcócer, bajo la dirección del maestro Augusto Guzmán, según una nota de prensa.
“Es una composición que muy rara vez deja de conmover tanto al oyente inicial como al conocedor por igual”, dice el documento.
Miranda es un músico profesional destacado en el género del canto lírico mientras que Monje es una cantante de ópera, la primera y única sudamericana elegida para formar parte de la academia de profesionales de todas partes del mundo en Suiza. A su vez Alcócer es una apasionada por el canto lírico y finalmente Araoz es un cantante de música clásica.
LA COMPOSICIÓN En la misma nota Guzmán explicó que la Novena es una obra que se inicia en solitario en la oscuridad y termina abrazando al mundo y a la hermandad de la humanidad.
“Es la primera sinfonía que incluye voces por medio de la Oda a la alegría de Friedrich Schiller en la cual se puede notar la alegría de la vida por medio de la interpretación del coro y los solistas quienes cantan que la alegría viene de la amistad”, acotó.
CARACTERÍSTICAS La Novena Sinfonía, compuesta en Re menor, es la última que el compositor escribió antes de morir. Fue completada en 1824 y es considerada por el mundo entero como uno de sus trabajos más grandiosos, por no decir una de las mejores piezas musicales jamás escrita.
El hecho de que el compositor estuviera casi totalmente sordo mientras la componía, solo fortalece la imagen del genio musical que fue Beethoven. Pocas obras musicales han tenido tanta influencia y repercusión en la cultura occidental. La Novena Sinfonía fue la primera composición musical reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Su cuarto movimiento –conocido como “Himno a la Alegría”- ha sido infinitamente interpretado (suele ser la primera melodía que aprenden quienes se inician en la música con una flauta dulce) y hoy es incluso el Himno Oficial de la Unión Europea.
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