El mítico personaje del Atoj Antoño (del quechua el ‘zorro Antonio’) fue revalorizado por el elenco del teatro Runa en la obra titulada “Vida, pasión y muerte del Atoj Antoño” que recrea los días que vivió el pueblo boliviano durante la dictadura de Hugo Banzer (1971-1978).
Esta obra de teatro que fue presentada por primera vez en julio de 1976 es traída a la memoria de las nuevas generaciones a través un libro que será presentado el jueves 8 de mayo en el Centro Pedagógico y Cultural Simón I. Patiño, en ambientes de la sala de la biblioteca a las 18:30 horas.
En esta obra el atoj Antoño representa la vida del pueblo boliviano que en su cotidiano se enfrenta al tigre -el opresor-. “La ‘vida’ es la vida cotidiana de un campesino, que como muchos, vive, baila, asiste a sus ceremonias rituales, se emborracha, tiene sus amores y pasiones... y la ‘muerte’ es lo que le espera cada vez que se opone al opresor”, explicó uno de los autores de la obra colectiva, Edgar Darío Gonzáles.
Las duras escenas que vivían las familias bolivianas impulsaron a este grupo crear esta producción en aquellos años. “En Bolivia estábamos atravesando momentos muy duros y necesitábamos contarlo y mostrar lo que estaba pasando”, dijo.
En la obra el zorro muere, pero vuelve a resucitar tal como lo hizo el pueblo. “El zorro vuelve a resucitar 100 veces para vencer a la muerte”, expresó Gonzáles.
El autor destacó la importancia del personaje del Atoj Antoño que desde siempre fue protagonista de cientos de cuentos populares que sirvieron para le educación y reflexión de niños y pueblos en general. En el contexto popular el Atoj Antoño siempre representaba al pícaro, el flojo, al travieso, al inquieto, al tramposo... que con sus anécdotas siempre traía una enseñanza para niños y grandes.
“Vamos a recuperar este personaje, que está casi perdido, mandando los libros a las escuelas y que los muchachos vuelvan a gozar con los cuentos populares de sus abuelos”, informó el autor.
El elenco que en esa época fue integrado por jóvenes artistas hoy está disperso en todo el mundo, pero continuando con el arte y la cultura.
Cada actor representaba a conejos, carneros, burros, sapos, cóndores, tigres y una infinidad de personajes que también fueron revalorizados de los cuentos populares de los valles cochabambinos y también latinoamericanos.
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