El fotógrafo Apolinar Escobar, cumplió 60 años de trabajo en la plaza Alonso de Mendoza. En el lugar saca fotografías manteniendo el rebelado tradicional de las fotos tamaño carnet y de otras dimensiones.
“Me gusta La Paz, es una ciudad que me acogió desde que llegué en 1938, después de dejar el trabajo en las minas de Potosí, aspecto que me llena de orgullo, porque comencé a trabajar como fotógrafo en la Plaza Alonso de Mendoza, donde me hice conocer por mi trabajo”, manifestó.
Expresó ser amante de la ciudad de La Paz, porque siente el cariño de cada persona, cuando llegan de distintas partes del país a la plaza y le hacen el pedido de realizar una toma fotográfica, motivo que le lleva a pensar que esas fotos recorren la ciudad entera y el interior del país.
“Atendí a clientes de los nueve departamentos del país, porque la plaza Alonso de Mendoza, que representa a la fundación de la ciudad de La Paz, es muy visitada, aspecto que me hizo famoso por el lugar, porque conocí a varias personas que cuando vuelven pasan por mi puesto y me saludan”, dijo.
Un día, sin esperarlo, don Apolinar recibió la visita del jugador de Futbol Pablo Escobar, que paseaba por el lugar, le pidió que le saque una fotografía, imagen que la expone en el forraje de su cámara fotográfica.
“Pablo Escobar solo vino una vez, antes de ir a jugar al Brasil, me pidió muy cordialmente que le saque una foto, pero lo más importante es que me demostró su cariño, ahora viene poco, pero ese recuerdo quedó en mi mente”, indicó el fotógrafo, dibujando la felicidad en su rostro.
Antes de dedicarse al trabajo de la fotografía, se desempeñó en diferentes oficios, recordó que en algunas oportunidades trabajó como zapatero, peluquero y herrero, en el municipio de Zongo. Después de estas experiencias, que recuerda con nostalgia, empezó a utilizar cada vez más su cámara fotográfica.
Contó que en sus inicios como fotógrafo trabajó en el ex zoológico, en 1960. Para entonces, la gente llegaba al zoológico para tomarse una fotografía con los amigos o con la pareja con el fondo particular de la jaula de algún animal, “por entonces era una costumbre muy popular”, recordó.
Don Apolinar pese a ser adulto mayor aún tiene esperanza en que vendrán días mejores, lo que traerá importantes cambios, como el aumento de la clientela. Su puesto sigue en la Plaza Alonso de Mendosa, porque es su pasión el ser fotógrafo, lo que le permite seguir en el rubro y, por supuesto, con el cariño de la gente.
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