domingo, 24 de noviembre de 2013

El tango vive en el hotel Torino

Con su patio, sus estatuas y los adornos del siglo pasado, uno de los más antiguos hoteles de La Paz ha configurado el ambiente necesario para que surja el nostálgico baile del tango.
El hotel Torino fue fundado en 1917 por un italiano procedente de Turín, de donde viene su nombre. Cuatro veces a la semana, en ese ambiente cargado de historia suena la música del tango, que evoca pasión y tristeza al mismo tiempo.
Profesionales y alumnos se dedican a este baile, nacido en la región del Río de la Plata, principalmente en las ciudades de Buenos Aires, en Argentina, y Montevideo, en Uruguay, alrededor de 1880. El tango es el resultado de la fusión de las culturas hispana, afro-rioplatense, gaucha e indígena con la enorme diversidad étnica de la gran ola inmigratoria llegada a esas costas desde Europa y el Oriente Medio.
"El tango llega a Bolivia aproximadamente en 1925 a través de Potosí, una de las ciudades más importantes en ese momento”, sostiene Érick Calvo, de 40 años, que enseña el baile rioplatense en el hotel Torino desde hace cuatro años.
Después vino la Guerra del Chaco, de 1932 a 1935. Y en medio de la guerra, en 1933, en plenas trincheras del sudeste, nació el tango más conocido en Bolivia: "Tango Illimani”, del compositor Néstor Portocarrero. La canción habla de la añoranza por La Paz. Es un himno a la ciudad. Portocarrero nació en La Paz en 1905 y se formó en la Escuela Militar de Música, para luego trasladarse a Buenos Aires, donde integró una orquesta como baterista. Allí adquirió el gusto por el tango. Retornó a Bolivia en 1925 y asistió a la Guerra del Chaco como artillero.
"En esa época, muchos músicos bolivianos viajaban a Argentina para aprender nuevos estilos y llegaron muchos argentinos, porque aquí había mucha plata por la actividad minera. Entonces, se hizo un intercambio de música entre estos países”, cuenta Calvo.
El tango llegó al hotel Torino y se quedó para siempre.
"Aquí se hizo todo tipo de espectáculos grandes y se bailaba tango dos días por semana”, agrega Calvo.
Posteriormente, con la llegada de las dictaduras militares a la Casa Rosada, en Argentina, el tango o, como dicen los porteños, la "música ciudadana”, se perdió un poco y también en Bolivia. El resurgimiento se dio en los 80, cuando llegó un grupo de músicos argentinos –una orquesta típica- al hotel Torino y la gente retomó el baile.
"Desde esa época hasta la fecha, en el hotel Torino hay tango los sábados y domingos, en los almuerzos, con un grupo en vivo”, dice Calvo. También se dan clases del baile tres veces a la semana (martes, jueves y sábado).
Diplomático y profesor
Aunque Argentina, el país de origen del tango, es vecino, el baile arrabalero está lejos de ser tan popular como en Buenos Aires.
"Es porque los bailes folklóricos y la salsa dominan”, dice una bailarina de tango, en tanto que otro danzarín asegura que su baja popularidad obedece a que el tango es difícil de aprender, especialmente para los varones, y además resulta caro tomar tantas clases.
"En Buenos Aires siempre había milongas, al menos una vez a la semana”, cuenta la cochabambina Lucía Alem, de 26 años, quien es otra de las profesoras en el hotel Torino. Ella vivió cinco años en Buenos Aires, donde ensayó danza y estudió expresión corporal. "El tango en Buenos Aires es más masivo. Puedes ir a una milonga sola y siempre vas a encontrar con quién bailar. Bailas entre muchas personas y siempre hay diferentes encuentros. Aquí el tango es más grupal”, explica. La enseñanza del tango en el hotel Torino comenzó a fines de los 90 con la llegada de un diplomático a la embajada japonesa, el maestro Mitsuo Yoshida, quien vivió largos años en La Paz y enseñó el baile.
"Formó una academia de tango, donde pasaron clases los actuales profesores de todas las academias de danza que tenemos desde ese momento hasta hoy”, cuenta Calvo. Y explica que no es tan extraño que fuera un japonés el que iniciara la enseñanza académica. "Una de las grandes capitales del tango en el mundo es Japón”, asegura.
Debido a sus funciones, el diplomático nipón, Mituso Yoshida, tuvo que ausentarse del país, aunque dejó como legado la mencionada escuela tanguera.
El baile de los abuelitos
El tango liga a diversas generaciones.
En las clases en el hotel Torino están inscritos hombres y mujeres de toda edad. Muchos jóvenes, que bailan tango en La Paz, empezaron por la influencia de sus abuelos, como Érick Calvo. "Mis abuelos potosinos bailan tango; entonces, tuve ese apasionamiento familiar. Me gustó tanto este ritmo que luego me fui a Buenos Aires a perfeccionar con grandes profesores”, rememora.
Calvo también participa en campeonatos y espectáculos del baile. Este año, en agosto, participó en el Campeonato Mundial de Tango en Buenos Aires. "Tenemos mucho que aprender todavía”, afirma. Como profesional, dirige una ONG. "Un tango para mí es como una vida. Empieza, dura tres minutos y muere. Entonces uno tiene que tratar de aprovechar lo más que pueda ese tango y tratar de vivir, de sentir y de acariciar el piso, de respirar al mismo ritmo de su pareja y de respirar también el ambiente y vivir la música”, explica.
Otro profesor del hotel Torino, Juan Benavides, de origen potosino, también cuenta su experiencia en el mundo de esta danza: "Mi padre era excombatiente de la Guerra del Chaco y por eso conocí el tango, pero al inicio no me gustó mucho, porque yo soy de la generación del rock. Pero una vez, en una discoteca, vi a una pareja que bailó tango. En ese momento me dije que eso era lo que quería bailar”. Daniel Ortega, de 27 años, un ingeniero comercial, baila desde hace dos años. "El tango me ha gustado desde pequeño. Mi abuelo tocaba el acordeón. Empezó a bailar por una chica”, cuenta y sonríe.
Andrea Sánchez, también de 27 años, asegura que "sus abuelitos bailaban harto”. Ella siente, se podría decir, una pasión de tango por esta danza, aunque empezó en el ballet clásico a los ocho años. "Yo bailo de todo, pero el tango es bien intenso y por eso me encanta”, dice.
Mónica Durán, de 36 años, toma clases desde hace dos meses. "Me ayuda a relajarme después del trabajo”, cuenta.
En cambio, es la segunda clase para Rosmary Chávez, de 45 años, quien residió durante un tiempo en Buenos Aires. "El tango siempre me gustó, pero allá no tuve la oportunidad de aprenderlo, entonces lo recupero ahora aquí”, afirma.
"Me encanta el tango”, dice Miguel Fuentes, de 22 años, un saxofonista que interpreta tangos y que a través de la música se interesó también en dominar el baile.
Ya hace siete años que Bachi Benadiz baila tango en el hotel Torino. "Desde los seis años me ha gustado el tango”, relata esta señora mayor que no quiere revelar su edad. Comenzó a bailar el típico ritmo rioplantense en Estados Unidos, donde aprendió con un profesor japonés.
Como terapia
Otro tanguero que quiere difundir el ritmo arrabalero en La Paz es Víctor Hugo Angulo. También pasó clases con el maestro Mitsuo Yoshida en el hotel Torino. Pero en 2003 decidió abrir su propia institución: la Escuela Tango Sur. En 2004, Angulo fue a su primer Campeonato Mundial de Tango en Buenos Aires y hoy tiene ocho mundiales de la disciplina en su haber.
"El tango es inclusivo y por eso tenemos niños, jóvenes, adultos y adultos mayores en nuestras clases”, dice Angulo. Su pareja de tango es Eileen Carolina Sarmiento, que baila desde hace seis años. "Cuando baila, me lleva a otro mundo”, afirma con entusiasmo. La pareja asegura que tiene un estilo propio, que ha recibido la influencia de la hoyada paceña: "Hay subidas, bajadas y a veces bloqueos”, explican.
También dan clases en la Universidad de la Tercera Edad. "Son gente que tiene ya el tango en el sentimiento, porque ellos han nacido en la época del tango y aprenderlo es para ellos gratificante y para nosotros más gratificante enseñarles”, explica Sarmiento. Además, trabajan con personas que tienen el mal de Parkinson. "Sabemos, por estudios, que el tango ayuda a estas personas. El tango logra que ceda la disociación y favorece la concentración”, afirma.
En 2009, el tango fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
El tango llegó un día al hotel Torino, cuando concluía el primer cuarto de siglo de La Paz y desde entonces vive en esos ambientes cargados de historia y nostalgia, donde, de improviso, comienzan a sonar los acordes de Cambalache, una de las composiciones más conocidas del porteño Enrique Santos Discépolo.

Layla Hasler : El baile de origen rioplatense reúne a gente de todas las edades: niños y abuelos bailan tango. La historia de esta danza en la ciudad comenzó en el hotel Torino.

La enseñanza del tango en el hotel Torino comenzó a fines de los 90 con la llegada del maestro Mitsuo Yoshida, quien vivió en La Paz y enseñó el baile.

TANGO CON ALTURA

La Escuela de Tango Sur presentó, con el apoyo de las embajadas de Argentina y de Uruguay, el espectáculo llamado "Tango con altura”, con invitados especiales de esos dos países.
Las presentaciones se realizaron el martes 19 y el miércoles 20 noviembre, a las 19:30, en el Teatro Municipal Modesta Sanginés de la Casa de la Cultura.
Para los admiradores del tango, cabe informar que los sábados y domingos hay almuerzos, con música en vivo, en el tradicional hotel Torino.
En la Casa Argentina, también se realiza una milonga el primer viernes de cada mes.
Otras milongas tienen lugar en el local Caza Duende, en la calle Belisario Salinas, entre las avenidas 6 de Agosto y 20 de Octubre.

‘Desde los seis años me ha gustado el tango’, relata una señora mayor que comenzó a bailar el típico baile rioplantense en EEUU.

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