Desde muy pequeña, Lucero Yaksic Villarroel demostró grandes aptitudes por la danza clásica y la gimnasia rítmica, es por ello que gracias al apoyo de sus padres logró convertirse en una de las instructoras más jóvenes de Oruro, demostrando que puede ser el ejemplo de muchas señoritas para lograr sus metas a temprana edad.
Ella cuenta, que de pequeña viendo la televisión pudo apreciar la magia del ballet clásico, "siempre mi ilusión desde los dos años, era pararme de puntas", por lo que sus padres la inscribieron a la edad de tres años a una academia de danza de nuestra capital, con el pensamiento que con el transcurrir del tiempo se volvería en solo un hobby, pero con los años se convirtió en su pasión.
"A la par de lo que era el ballet, también practicaba la gimnasia rítmica y desde muy pequeña asistí a las competencias de gimnasia y presentaciones y recitales, entonces me di cuenta que quería aprender más de lo que ya sabía, entonces desde los 10 años fui perfeccionando lo que es la danza", relató.
Cuando sintió que podía aprender más, Lucero se propuso todos los fines de semana y vacaciones viajar a las ciudades de La Paz y Cochabamba, para recibir mayor instrucción, de esta forma ir perfeccionando sus aptitudes.
"Para mí la danza no se queda en lo que uno sabe, siempre tiene sus renovaciones", explicó.
Después de tantos años de trayectoria a nivel amateur, en la gestión 2012 recibió un premio del Orgullo Orureño, por su aporte en la danza y la gimnasia rítmica, además de una invitación de la Confederación Interamericana de Profesionales de la Danza (CIAD) a Carlos Paz – Córdova – Argentina, donde demostró su capacidad escénica y la aptitud que tenía para la instrucción, siendo el inicio para ser acreditada para la enseñanza de danza clásica.
"Entonces surge la necesidad de dar mucho más de lo que daba y aportar con un granito de arena a Oruro, a todas las niñas que yo pueda instruir, inculcarles que no solo vean a la enseñanza de la danza como hobby, sino que la llegaran a amar y cuando ya sean grandes también puedan enseñar, esa es mi meta, no solo aprender a bailar", remarcó.
El personaje que admira es Rodolfo Solmoriago y Carreras, que después de sus 60 años cumplidos aún continua con ese mismo ímpetu dentro la danza, siendo un ejemplo a seguir, así como se convirtió Lucero Yaksic, que este año culmina sus estudios secundarios, siendo un ejemplo para muchas jóvenes.
Ahora aprovechará una beca que le fue otorgada por la CIAD, para especializarse en la danza clásica, en Argentina y luego, quiere profesionalizarse también en fisioterapia para complementar sus estudios y aportar de una mejor forma al país.
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