El Alto es, desde hace 10 años, la capital cultural más alta del mundo, no sólo porque esta ciudad se encuentra a 4.000 metros sobre el nivel del mar, sino porque gracias a la Escuela Municipal de las Artes (EMDA) esta urbe se convirtió en referente a nivel mundial, gracias a la calidad de músicos, bailarines y artistas que se formaron en sus aulas.
Tras 10 años de vigencia, unos 15 mil niños y jóvenes fueron formados por esta entidad que hoy cumple un aniversario más y que realizará durante esta jornada un encuentro cultural, donde las áreas que integran la Escuela realizarán presentaciones.
Actualmente, 4.000 niños, adolescentes y jóvenes se forman en esta institución de arte y cultura, en las áreas de música clásica y danza folklórica. Han pasado los años y a solicitud de la población se abrieron las áreas de danza clásica, música folklórica, moderna, clásica, artes escénicas, cinematografía y artes plásticas.
El actual director de Cultura del municipio alteño, Luis Carrión, resaltó que gracias a la EMDA, miles de jóvenes y niños optaron por una forma de vida diferente, cultivando el arte e incluso viviendo del mismo, como profesión de vida.
“Sin duda, esta Escuela es un baluarte para El Alto, porque con su creación se logró desmitificar la imagen de esta ciudad. Se demostró que aquí no sólo hay conflictos, bloqueos o huelgas, sino que existen artistas de muy buena calidad, los mejores del país, que llegaron incluso más allá de nuestras fronteras gracias a su talento y capacidad”, afirmó.
La historia de esta institución se remonta a 2001, cuando la Escuela abrió sus puertas, inicialmente con el área de música clásica, dirigida por el maestro Freddy Céspedes, quien recuerda que en sus inicios los alumnos de la Escuela compartían unos pocos instrumentos, pues no se contaba con recursos para adquirirlos y los jóvenes tampoco tenían dinero para hacerlo.
La EMDA logró avanzar y sobrevivir gracias al compromiso de los jóvenes y a la ayuda de varias instituciones y embajadas, como la de Venezuela, que donó instrumentos, esencialmente violines, para los alumnos.
Sin embargo, la Escuela de las Artes no sólo tuvo que luchar contra la falta de recursos, sino que casi fue víctima de las jornadas de Febrero de 2003, cuando grupos de enardecidos ingresaron a instalaciones de la Alcaldía y la incendiaron, afectando también a la EMDA, que tenía sus instalaciones allí.
“Cuando ocurrieron los disturbios de Febrero, rápidamente nos movilizamos y fuimos hasta la Alcaldía para salvar nuestros instrumentos, porque era lo único que teníamos, afortunadamente no pasó a mayores”, recordó el maestro Freddy Céspedes.
Tras sortearse ese episodio, la EMDA fue avanzando y el apoyo de entidades extranjeras se tradujo en más ayuda e invitaciones para que estudiantes de esta entidad vayan al exterior para profundizar sus estudios.
El apoyo también vino de artistas bolivianos que conscientes de la gran veta cultural que es El Alto se brindaron a dictar clases, en algunos casos con poca remuneración o ninguna. Entre ellos se cuenta al artista plástico Ricardo Pérez Alcalá, David Mondacca, Saul Callejas, Álvaro Lanza, Eugenio Murillo.
También se destacan otros jóvenes talentosos, ganadores de grandes premios, como ser los artistas plásticos: Rosmery Mamani, Adda Donato, Mónica Rina Mamani, David Sea, Eleuterio Chambi, Arón Córdova y Juan Carlos Aduviri, actor de la galardonada película de producción internacional “Y también la lluvia”.
“Estamos consolidados y encaminados por la senda del éxito, pero queremos seguir creciendo, en la actualidad se está trabajando con el Ministerio de Educación para tramitar el certificado de nivel técnico para nuestros estudiantes, contando ya con una malla curricular que se encuentra en el contexto sociocultural de la ciudad de El Alto. Además, para el siguiente año queremos implementar y tener mejor infraestructura, recursos didácticos, económicos y humanos”, afirmó Carrión.
Una orquesta que nació en las plazas
El maestro Freddy Céspedes, uno de los precursores de la creación de la Escuela Municipal de las Artes (EMDA), contó que en los inicios de la misma, él tuvo que ir plaza por plaza tocando su violín para atraer la atención de niños, adolescentes y jóvenes.
“Decidí irme a las plazas y la gente se amontonaba para verme tocar, para muchos de ellos el violín era un instrumento extraño, sin embargo, a los niños y jóvenes les entraba un gran interés, querían agarrar el violín y tocar como yo, fue así como los atraje a la Escuela”, rememoró.
Céspedes recuerda esos tiempos y los compara con lo que es hoy la Escuela de las Artes, y especialmente la Orquesta Sinfónica de El Alto.
“Estamos muy orgullosos por lo logrado, hasta ahora tenemos cerca de 50 muchachos y muchachas que salieron al exterior para cursar especializaciones e incluso fueron invitados a tocar en prestigiosas orquestas, como la Sinfónica de Texas”, expresó Céspedes.
Al margen, el músico resaltó el hecho de que la Orquesta sea la única a nivel nacional que llegó a tocar en localidades rurales y de los Yungas, además de asistir a eventos internacionales.
“Nuestra meta ahora es tocar en el norte de La Paz, queremos llevar la cultura a todos los rincones de La Paz y de Bolivia, vamos a seguir con el Festival del Sol, que es una iniciativa nuestra”, explicó.
Sobre los retos musicales que hacen a toda orquesta en cuanto a su excelencia en la ejecución de piezas melódicas, Céspedes manifestó que este año esperan tocar piezas de Igor Stravinsky y Sergei Rachmaninov.
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