La academia pretende mostrar durante dos horas el colorido, música y plasticidad en el movimiento de casi un centenar de bailarines que recrearán danzas con vestuario que recupera la originalidad en el diseño.
El elenco estable y juvenil de la Academia de Danzas “Chelita Urquidi” tomará desde hoy, hasta el lunes 7, a partir de las 20.00 horas, el escenario del Teatro Municipal, para representar coreografías de bailes folklóricos de varias regiones del país y cuadros de danzas españolas.
A través de esta puesta en escena concebida por el director del ballet, Lauro Rodríguez, la academia pretende mostrar durante dos horas el colorido, música y plasticidad en el movimiento de casi un centenar de bailarines que recrearán danzas con vestuario que recupera la originalidad en el diseño.
Al conocido repertorio de danzas bolivianas se añadirán además los paso-dobles españoles.
En varias de las coreografías se tendrá también la participación de los aspirantes a ese centro de enseñanza.
Como se sabe la oferta de la entidad, incluye cursos regulares de ballet clásico, folklórico y español a aspirantes de 4 a 25 años.
La academia, según Rodríguez, intenta introducir teorías y técnicas de enseñanza con énfasis en lo folklórico e incorporando metodologías para concienciar sobre su importancia, objetivos con los que ahora viene formando a sus alumnos regulares.
RECORDANDO A LA MAESTRA
Desde septiembre de 2005 en que Chela Urquidi emprendió un viaje sin retorno, las apariciones de la academia no tuvieron pausa.
“La dinámica continuó como ella lo hubiera deseado”, señaló en una ocasión Lauro Rodríguez, quien asumió la dirección tras años de estar vinculado a la citada institución.
Para doña Chelita, la danza fue una de las razones de vida. Ejerció la Dirección del Ballet Oficial de Bolivia y fue pieza clave en la conformación del actual Ballet Folklórico Nacional, uno de los elencos emblemáticos del país.
Enfrentó críticas y una serie de obstáculos, pero su amor al folklore le hizo ganar la pulseta a una corriente contraria a toda manifestación cultural de corte indigenista. Sólo de esta forma las danzas autóctonas, el folklore criollo y la música vernacular asomaron en los teatros.
Con ella se logró una verdadera revolución en la concepción de coreografías de las danzas nacionales. Estas razones hacen que sus huellas no desaparezcan y quienes quedaron continúan con el mismo entusiasmo para hacer que las nuevas generaciones gusten de la danza.
“Ya no es un tabú, hoy la juventud quiere bailar y eso debe llenarnos de orgullo, aunque nos falta energía para defender su origen, evitar que otros países se apropien de lo nuestro. Una forma son las academias pero nos falta más”, afirmó la maestra en una de sus últimas apariciones públicas y donde se declaró contraria a la forma en que los folkloristas del Gran Poder ejecutan las danzas y recurren a una vestimenta llena de fantasía, lo importante –decía- es mantener la esencia.
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