domingo, 23 de marzo de 2014

Ruperto Salvatierra: “me gustan mis defectos”

No en vano la crítica de arte y escritora Martha Urquidi Anaya lo describió como “ser apasionado, temperamental, arrogante y susceptible”. Así es Ruperto Salvatierra Lazarte, una de las firmas del óleo y del retrato más representativas en Bolivia.

Conversar con él despierta sentimientos encontrados. Cierra los ojos, piensa, rememora, analiza, se emociona, protesta y critica.

Dice que los artistas de hoy, los del interior y los cochabambinos, son mezquinos en sus obras, que se preocupan más de lo comercial que de la calidad artística. Critica al reconocido Roberto Mamani Mamani al que dice, se ha dedicado a la artesanía.

Ruperto Salvatierra es simple en su hablar, pero sus mensajes son profundos, casi filosóficos. Justifica cada una de sus posiciones porque son resultado de su vivencia en el arte, en su relación familiar, con sus colegas, con su visión del mundo, con sus sueños y metas: “Si vas a emprender algo tienes que hacerlo bien, tienes que hacerlo liiiindo”, dice como enviándose el reto a sí mismo.

Vive en una casa en las riberas del río Huayculi, en Quillacollo, donde aún subsisten las flores y las huertas. Allí está parte de su inspiración, allí cultiva lo que va a pintar, siembra, aporca y cosecha a sus modelos: la papa, la uva o los choclos. Dice que un producto recién extraído de la tierra tiene un color sin igual.

Con su sombrero descolorido, ropa ligera y abarcas se desenvuelve en su casa como un rey en su castillo. En el patio, un pedazo de suelo es testigo de sus cosechas y triunfos.

Una gran habitación hace de depósito de los instrumentos con los que ha logrado obras reconocidas por críticos de arte. También están los coloridos cuadros, unos más grandes que otros, acuarelas, pastel, óleos. Muchos lienzos esperan la pincelada precisa. Hay cuadros por doquier...”uno no sabe cuándo se venderán” dice al referirse a ellos.

Afirma que cualquier momento puede ser el indicado para inspirarse. “Claro que hay algunos días que uno no se levanta con tantas ganas de pintar. Pero las más de las veces estoy frente al caballete desde las 6 de la mañana hasta las 3 o 4 de la tarde, sin moverme” refleja.

Por ejemplo, cuando coseché las papas, las lavé y vi que tenían un color hermoso , entonces alisté el lienzo y no paré. Había que captar los colores... medio rosado, color carne y el otro un amarillo gris, mate...colores maravillosos”, se regocija.



Escucharle decir “me gustan todos mis defectos” causa gran impacto, pero luego de sus explicaciones, todo parece tener sentido.

“Los defectos que yo tengo son muy lindos… porque soy muy exigente, siempre he sido así desde pequeño en todo, no solo en la pintura...si estoy haciendo algún sembradío tengo que hacerlo lindo, si estoy cocinando debo hacerlo lindo... en todo trabajo aporto el 70 por ciento de sentimiento, de concentración y amor”, dice.

Aclara rápidamente que sabe que nadie es perfecto en la vida. Admite tener defectos, pero el mayor es ser demasiado exigente con él y con los demás.

- ¿Hay alguien a quién admire en nuestro medio? es la pregunta.

- Humm...sí. El Gíldaro (Antezana, 1938-1976, dueño de talento extraordinario considerado el artista cochabambino más brillante del siglo XX y uno de los creadores más destacados de la historia del arte nacional).

Gíldaro era nomas buen pintor- refuerza- pero no ha sido completo. Creo que ser un pintor grande es dificil porque hay que pintar en tantas especialidades, tantos motivos en acuarela, la pintura, la escultura, y el pastel.

Los grandes pintores, los impresionistas se han dedicado al paisaje, pero la figura poco han trabajado. Leonado da Vinci ha hecho tantos estudios de la época romántica. Eugène Delacroix (pintor francés 1798-1863) ha pintado figuras y dentro de las especialidades y motivos también se dedicó a la acuarela al pastel, paisajes, motivos tendencias.

Es muy dificil llegar a ser como ellos, ni pintando día y noche ...y ni así alcanza. Apenas se llega a pintar el óleo, afirma.

Por ejemplo, en mi momento de descanso estoy pensando en pintar acuarela, pintura al pastel. Dedicarse de lleno es difícil,, es imposible...hasta sueño con tener un clon...”Si me partiría en dos, tal vez dos rupertos podrían alcanzar todas las especialidades”.

Dice que en Cochabamba, la mayoría de los artistas son mezquinos porque pinta acuarela, acuarela, acuarela “y la acuarela no es un trabajo fuerte, grande”.

Dice también que otros pintores se han dedicado al óleo, pero que es pintura comercial. pintan para los merchants (mercaderes), para los concursos.

- En La Paz, se dedican a la pintura comercial. Es el caso de Mamani Mamani (Roberto). Es el más conocido, pero ya no es pintura, lo que hace es artesanía… el pobre... pero es bien conocido, dice. Asegura que sus cuadros carecen de detalles artísticos, sin sentimiento, es más dinero, dinero y comercial.

Ruperto dice que una de sus mayores virtudes es la alegría reflejada en el color, en los detalles de un retrato y sus paisajes...

- ahhh...cuando le ponen a mis cuadros un marco adecuado, veo mi trabajo y yo mismo me impresiono, no lo puedo creer.

Los críticos de arte reconocen a Ruperto Salvatierra como uno de los mejores retratistas de Bolivia, ganador de varios premios nacionales, entre ellos el Pedro Domingo Murillo. Participó en más de 60 exposiciones.

Con ayuda del barro y el espejo



Está en la mente de Ruperto Salvatierra el momento en que salía de su casa, de la zona de Chávez Rancho, en Cochabamba. Tenía seis años. Pasteaba ovejas en el bosquecillo, donde hoy es el Parque Mariscal Andrés de Santa Cruz, en La Chimba.

“Llevaba bajo mi brazo un cuaderno y me ponía a pensar muchas cosas... estar ahí sin hacer nada me ponía nervioso. Entonces me iba en busca del barro de la acequia. Veía los aviones que sobrevolaban, observaba el detalle y luego con la greda replicaba una nave de unos 15 centímetros, con un detalle bárbaro”, dice.

Así estuvo durante un año. Amasar el barrio le dio a sus manos una flexibilidad que hasta hoy agradece. Ya en la escuela dibujaba con tanta facilidad que sus notas no bajaban de siete, en Artes Plásticas. También los cantantes fueron su inspiración: Roberto Carlos, Sandro y otros de la época.

Se inscribió como alumno en la Escuela de Artes Raúl G. Prada. Lo hizo con la libreta de su amigo porque él cursaba aún el segundo de secundaria y era requisito haber vencido el tercero.

“En la Escuela he sido muy individualista y a pesar de que me enseñaban apliqué mi propio estilo, por eso digo que mi formación es autodidacta, poco he aprovechado de los profesores”, asegura.Admite que no es fácil ser retratista, que los retratos bien logrados cuesta hacer mucho porque se debe captar el color de la piel, en parecido de la persona. la expresión, la edad.

No sucede lo mismo cuando se pinta de una fotografía, nadie advierte que falta un árbol o una piedra.

Mirarse al espejo fue el mejor método para lograr un autorretrato, una práctica de muchos años. Veía el sol nacer mientras practicaba en el lienzo y las hojas sábana.

De los dos hijos de Ruperto solo Scarlet heredó sus dotes artísticas.

Le afecta hablar de su familia de la que hoy está alejado. Está enfermo, pero sonríe y muy convencido dice: hay que seguir trabajando.


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