¿Alguna vez llegó a su imaginación el pensamiento de volver en el tiempo y hacer un viaje en una carroza, cualquiera que fuera? Quizás a muchos no, pero a otras personas con el solo hecho de ver una fotografía, aquella escena llegó a nuestra mente.
Sin embargo, esa imagen la podemos disfrutar a medias, cuando nos trasladamos hasta lo que fue la cochera de Simón I. Patiño, conocido como el Barón del Estaño.
Este especio a la fecha es la biblioteca central de la Universidad Técnica de Oruro (UTO), quizás desapareciendo el ambiente de la época de Patiño, pero lo que se mantiene intacta son tres hermosas carrozas de lujo que haciendo un paseo por el lugar, se las puede apreciar en todo su esplendor.
El guía Ángel Arancibia dijo que las carrozas fueron fabricadas exclusivamente para la familia Patiño a fines del siglo XVIII e inicios del siglo XIX por la familia "Rothschlid e hijos". Incluso cada carroza tiene el sello de Simón I. Patiño.
La cochera tenía dos puertas, una de ingreso y otra de salida, ambas que dan a la calle Soria Galvarro. En el interior hay un pilar como señal para el giro de los vehículos. Existe una puerta hacia el Norte que era utilizada para el ingreso de los caballos hasta sus caballerizas que están hacia el Este de la casa.
Las carrozas fueron importadas de lujo, una de ellas, para uso exclusivo de doña Albina, esposa de Simón. Es descapotable, ruedas de caucho y amortiguadores para no sentir el traqueteo, tiene faroles y era tirada por cuatro caballos blancos de raza.
La segunda carroza que es un combinado con amarillo, era exclusivamente para viajes largos, ruedas de hierro, descapotable, con faroles y era tirada por ocho y seis caballos. En el interior se observan compartimentos secretos, que se sabe eran utilizados para el dinero que Patiño transportaba de sus centros mineros.
La tercera carroza tiene el denominativo de "El mosquito" por las aletas que tiene, era tirada por uno o dos caballos, por lo general este carruaje se utilizaba para diligencias. En el lugar se observan empotrados, los cuellos o atalajas de los caballos, hechos en madera pino extranjero, que servían para tirar a los cuadrúpedos.
Este espacio por más pequeño que parezca es de gran contenido histórico y hoy lo convertimos en un encanto de nuestra tierra.
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