jueves, 14 de julio de 2016

¿Tiene algo que ver el arte con la economía?



Una interesante reflexión acerca de lo que percibe el común de la gente y la realidad de este vínculo no siempre bien visto. Diferencias odiosas entre el arte a secas y el arte comercial. El comercio de arte a partir de los ejemplos de artistas renombrados en el mundo. ¿Cuál es el valor del arte? ¿Y cuál debe ser el papel del Estado en este tema?

El arte por el arte puede convertirse en el medio de subsistencia del autor o también el lado flaco de su economía, pero nunca dejará de ser un impulsor económico en el desarrollo cultural de la sociedad.

El arte, como cualquier otra actividad laboral y profesional, genera recursos monetarios al autor que vende su obra (pintura, escultura, libro, fotografía, etc.) y una utilidad de riqueza a quien la compra. Esto desde luego no se percibe fácilmente por lo que muchas veces resulta extraño e impensado que exista alguna relación con la economía, o que sea generadora de ganancias.

Los datos sobre ingresos de los artistas varían considerablemente; algunos gozan de ingresos altos y otros tienen una renta muy reducida. Asimismo, la remuneración tiende a ser irregular, es decir, cuando se vende un cuadro se recibe una gran suma de dinero, pero pueden pasar meses antes de la siguiente venta.

En algunas profesiones artísticas el desempleo es muy grande, esto induce a personas con preparación artística a abandonar su profesión por completo. Como resultado de todos estos acontecimientos diversifican su actividad, especialmente, con la enseñanza del arte o produciendo arte comercial, que se vende pero no se ajusta a su visión de la ejecución artística.

El arte y el dinero no solo están estrechamente relacionados. En primer lugar está la postura que afirma que con la intervención del dinero, es decir vender una obra, hace que ya no sea arte, refiriéndose a que quizá el artista deja de lado la calidad de su trabajo para hacer una producción en serie u ofrecer un bien utilitario o artesanía al alcance de cualquiera.

En segundo lugar está la posición de que el Estado tiene la obligación de ofrecer respaldo financiero a las artes con auspicios y subsidios. Sin embargo, y como tercer aspecto relevante, no podemos negar que es más que evidente que las obras de arte, en un espacio adecuado, generan alta rentabilidad. Por ejemplo, el cuadro “Raíces” de la mexicana Frida Kalho fue subastado por más de 5 millones de dólares, convirtiéndose así en la obra más cara del arte latinoamericano, el año 2006.

Por tanto, el arte puede generar más dinero que incluso otra actividad financiera. Sin embargo, primero debemos comprender el arte como generador de movimiento económico a partir del comportamiento humano.

Pero, ¿por qué se venden las obras de arte? Sencillo, porque gustan, porque tocan la sensibilidad y el pensamiento del ser humano. Lograr prestigio social es también un factor determinante a la hora de convertirse en dueño de un Van Gogh, un Picasso, por ejemplo. Es decir que quien compra arte demuestra su capacidad adquisitiva y su nivel intelectual.

No olvidemos que aquello que se tenía por basura, puede convertirse en arte aceptado por todos y descartado con la misma facilidad. Considerar algo como obra de arte depende mucho de los juicios de valor de lo estético, lo histórico incluso de los cambios sociales en el devenir del tiempo, pero son estos mismos juicios de valor los que permiten y fomentan la variedad en la oferta artística, evitando que solo algunas cosas sean consideradas obras de arte.

Para analizar cómo se comercializa una obra de arte se deben considerar factores completamente diferentes a la cotización de la canasta familiar, por ejemplo. Sin embargo es más simple de lo que parece ya que son muy pocos los productores de obras de arte. Lo que es innegable es que una escultura bien pagada por el comprador le permite al artista seguir produciendo y define las preferencias y gustos de quienes aprecian el arte (el consumidor).

El arte y la cultura —desde el punto de vista económico— se definen como bien público, es decir, proporcionan efectos externos positivos tanto para el que compra la obra como para el que la vende.

Cuando la gente piensa en la renta de los artistas muchos tienen en mente a Van Gogh, quien solo pudo vender un cuadro en toda su vida y hoy sus obras se venden en millones de dólares. También es sabido que Gauguin tuvo que vivir pobremente para seguir siendo artista, pero son la excepción y no la regla. Pablo Picasso dejó al morir una fortuna equivalente a unos 220 millones de dólares.

Algunos valores no tienen precio en el mercado, concepto que se aplica especialmente en el caso de las artes. Entonces, ¿cuál es el valor del arte? El valor de opción (los individuos aprecian el arte, no lo consumen en el presente pero quieren tenerlo disponible cuando deseen consumirlo); el valor de legado (puede que las generaciones actuales no se beneficien del arte pero aspiren a que las generaciones futuras tengan la posibilidad de hacerlo); el valor de prestigio (las instituciones artísticas célebres elevan el reconocimiento y la atención que se presta a una ciudad, una región o una nación); el valor educativo (el arte integra la educación fundamental de la población y contribuye a establecer un sentido de la identidad).

El Estado desempeña un papel fundamental, ya sea con subvenciones o auspicios indirectos. Sin embargo, la administración pública también ha paralizado la producción artística, sobre todo en gobiernos de facto y regímenes totalitarios, incluso en algunos llamados democráticos. En todo caso, las decisiones que toma el Estado están basadas en consideraciones políticas, pero también burocráticas. Los aspectos políticos de las artes no solo conciernen a los políticos y burócratas.

Si bien es importante la forma en la que el Gobierno intervendrá en el fomento y desarrollo de las artes, lo fundamental es la forma en que debería actuar, posibilitando que el arte prospere como actividad económicamente redituable no solo para el artista, sino para la identidad intelectual y cultural de un pueblo.

Es evidente que existe una conexión estrecha entre el arte, el dinero y la libertad, y que esta relación puede ser provechosamente analizada desde el punto de vista de la ciencia económica moderna.

"En algunas profesiones artísticas el desempleo es muy grande, esto induce a personas con preparación artística a abandonar su profesión”


No hay comentarios:

Publicar un comentario