lunes, 8 de junio de 2015

Los Urquidi, una familia de artistas

EN COCHABAMBA | EL CENTRO ARTE URQUIDI, UNA INSTITUCIÓN QUE FORMA ARTISTAS PLÁSTICOS DESDE HACE CATORCE AÑOS.

El pintor cochabambino Héctor Urquidi y sus tres hijos Erik, Roberto y Alex, todos con talento innato en la pintura, transmiten su arte en su propia galería y academia de pintura en Cochabamba.

Héctor empezó a dedicarse a la pintura a los 28 años de edad, pero desde muy pequeño dibujaba y explotaba su habilidad manual.

“Lo ideal es comenzar a los 13 o 14 años de edad, yo me decidí, por la habilidad que siempre tuve, un poco tarde, después de haber pasado por varias cosas; a un principio quería ser un buen cirujano plástico y entré a la facultad de medicina, después de dos años pensé que iba a ser muy largo el proyecto y viajé a Estados Unidos. Allí, cuando cumplí 28 años, me decidí por la pintura, comencé primero con diseño artístico que me dio las pautas en cuanto a expresión y cómo llegar mejor a la persona a la cual estaba destinada mi arte”, cuenta Urquidi.

“Participé en las artes visuales de Nueva York, en una época donde la pintura vanguardista estaba muy de moda, pero yo no le hacía tanto a la mancha, color y expresión porque siempre me gustó más la naturaleza, recuerdo que siempre en Cochabamba íbamos a las fincas en vacaciones y habían campos con cultivos y árboles hermosas. Actualmente cuando hago mis composiciones pienso en el paisaje que me gustaba y que ahora está solo en mi recuerdo. De igual manera, en mi estadía en Estados Unidos, me impresionaron lugares como Nueva Jersey y Connecticut, lugares donde el cambio estacional es muy marcado, se puede observar los bosques que se convierten en multicolores, la alfombra en el suelo de hojas caídas, es completamente hermoso”, dice.

En el transcurso de su vida artística, Urquidi incursionó en el surrealismo con un toque expresionista, con la esperanza de que algunas cosas cambien, pero en general utiliza la técnica realista con mucho paisajismo.



FAMILIA DE ARTISTAS

“Tengo tres hijos, todos artistas, cada uno con su habilidad propia, con su propia expresión artística y técnica, de ahí que no competimos el uno con el otro porque cada uno se expresa de manera diferente. Mi hijo mayor estudió en San Francisco, California, los otros dos a punta de visitar museos y de verme trabajar constantemente han desarrollado la técnica porque la habilidad siempre la tuvieron”, asegura.

“Es una satisfacción que mis hijos hayan seguido mis pasos, aunque actualmente es una profesión ingrata porque la tecnología hizo que la gente ande perdiendo un poco el gusto por las obras realizadas a mano. Económicamente no es muy remunerable pero espiritualmente es lo mejor que uno puede tener, porque se gana la vida haciendo lo que a uno más le gusta”, asegura.

El arte sale de la persona que tiene la habilidad para expresar algo, muchos dicen que si el artista está pensando en el público y no en sí mismo, deja de ser arte y se convierte en artesanía. Por otro lado, cualquiera que desarrolle arte en cualquiera de sus formas, siente el arte internamente, asegura.

“Yo pinto reminiscencias de mi niñez y juventud, le tomé un gran cariño a la naturaleza y reflejo eso en mis obras, en realidad yo hago paisajes un tanto como una protesta ecológica, pinto paisajes que ya no hay, paisajes que a mí me gustaría ver y que podría ser un factor de relajamiento a la persona que adquiera un cuadro mío. Pienso que el arte y la pintura son como un hueco en la pared de alguien; quiero que sea una ventana por la cual pueda adentrarse en un paisaje tranquilo. En ese sentido, yo le pongo una razón por la que pinto, no solamente lo hago porque tengo la habilidad para hacerlo, trato de dar tranquilidad a la persona que adquiera un cuadro mío”, asegura.

Urquidi asegura que el artista nunca debe perder el sentimiento, el sentido de la realidad.

“El artista debe ser una persona comprometida con su arte; han surgido artistas bohemios pero no es el tinte que se le debe dar a un artista. Los artistas deben ser metódicos con su trabajo”, dice.

En cuanto a las obras que han marcado en su vida, Urquidi menciona dos obras propias de su colección y pertenencia.

“Una de ellas porque representa un pensamiento determinado y al mismo tiempo porque fue mi inicio y ruptura con los concursos, es una obra que presenté y que consideraba que tenía todos los elementos de una obra artística, pero lamentablemente me la rechazaron por considerarla meramente decorativa. Otra de ellas es un cuadro pequeño de unos 15 por 25 centímetros que consideré que valía la pena presentar, pero también la rechazaron por muy pequeña. Con eso hice borrón y nunca más me presente a los concursos”, cuenta.



TALLER ARTE URQUIDI

“Cuando estudié en Nueva York me di cuenta de que en realidad lo que uno aprende son técnicas y la mejor escuela es visitar museos y tratar de desarrollar lo que otros artistas han desarrollado a través de su propia experiencia. Es así que en Nueva York abrí una galería de arte con mis propias obras y empecé a dar clases, eso fue por el año 70 y hasta ahora he permanecido con galería de arte con mis obras y enseñanza. No soy muy religioso pero considero que dentro de lo que capté del diario vivir, me quedé con algunas parábolas de Jesús, una filosofía basada en ejemplo claro y hechos cotidianos. Hay una parábola de los talentos que me gustaría compartir: “un talento no tiene que ser enterrado, hay que hacerlo fructificar, no en el sentido de hacer riqueza, sino de multiplicarlo, si uno ha nacido con cierto talento sería muy egoísta morirse con él”.

De ahí que lo que me ha costado 45 años, trato de traspasarlo sin egoísmo a los que quieran trabajar conmigo, y de esa forma estoy multiplicando mi talento”, indica.

Debido a ciertos factores económicos Urquidi tuvo que regresar a Estados Unidos con su familia, trabajó ahí y después de su retorno hace 14 años decidió abrir su galería y academia en Cochabamba.

Hoy en dia ofrece distintos horarios en la escuela de pintura. Las clases pueden ser de lunes a sábado, uno o dos días a la semana, de acuerdo al tiempo disponible del alumno. Existen varios niveles, uno de ellos es para niños de cinco a seis años, otro de siete a once años, otro para adolescentes y por supuesto para adultos. Se les enseña la técnica al óleo, pintura y expresarse, ideal para la vida futura y en especial para las personas que decidan estudiar arquitectura, diseño gráfico o decoración de interiores. Un centro de mucho prestigio, que forma talentos en Cochabamba.

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