Cerca de 100 cuadros del artista cochabambino Raúl G. Prada –asegurados por casi medio millón de dólares– se exponen a partir de mañana hasta el próximo 31 de agosto en el Centro de Exposiciones del Simón I. Patiño.
“Referirnos a Raúl G. Prada (1900-1991) es hablar de luz y paisaje, de un artista que hizo de su obra una verdadera oda a la naturaleza”, dice Elizabeth Torres, directora del Centro Patiño de Cochabamba, en el catálogo elaborado para esta muestra, que luego estará expuesta en el Museo Nacional de Arte de La Paz, del 1 al 26 de octubre.
“Nuestros proyectos los enfrentamos la Fundación Simón I. Patiño y la Fundación del Banco Central de Bolivia”, explica el curador de esta muestra, José Bedoya, quien trabajó por la Fundación del Banco Central a través del Museo Nacional de Arte, junto a Elizabeth Torres, por la Fundación Patiño pero a través del centro que dirige en Cochabamba.
Todos los involucrados en esta exposición, especialmente Torres y Bedoya –quienes también propiciaron el año pasado las retrospectivas de Abelino Nogales y en años pasados la de Cecilio Guzmán de Rojas–, insisten en que esta exposición debe ser vista por la mayor cantidad de personas, sobre todo jóvenes, adolescentes y niños, ya que muy difícilmente se podrá volver a reunir una cantidad similar de obras de Raúl G. Prada.
“Con Abelino hemos tenido más suerte porque hemos podido mover (la exposición por Cochabamba, La Paz y Santa Cruz)”, cuenta Bedoya y dice que en este caso la muestra sólo irá a La Paz ya que “para moverla más hay que prestarse por más tiempo y los coleccionistas no están muy dispuestos a separarse de sus obras por nada”.
Raúl G. Prada nació en Cochabamba en 1900 y debido a su entrega y pasión por el arte plástico, a sus 48 años consolidó la Escuela de Artes Plásticas de la que fue maestro y director y que desde el año de su muerte, en 1990, lleva su nombre.
Prada también dirigió la Escuela Nacional de Bellas Artes de La Paz entre los años 1954 y 1956.
Paisaje y Guerra del Chaco
Raúl G. Prada es una amante del paisaje del valle cochabambino, “pero es como un intérprete que vuelve sobre un tema pero a interpretarlo con distintos valores y con distintas tonalidades, porque su interés está centrado en la luz. Cuando él pinta el lago Titicaca o un paisaje de La Paz, por ejemplo, uno siente que la luminosidad es otra que la luminosidad de la ciudad del valle, por eso a él no le importa volver sobre el tema porque él está pintando e interpretando el reto de la luz”, explica José Bedoya.
La retrospectiva “Raúl G. Prada. En el umbral del arte moderno”, que se presenta en el Centro Patiño y se inaugura hoy a las 19:00, tendrá una sala especial destinada a las obras hechas por Prada durante la Guerra del Chaco.
Según refiere Bedoya, tanto Prada como su contemporáneo Cecilio Guzmán de Rojas fueron a la Guerra del Chaco –al igual que otros artistas– con el único fin de retratar la contienda y en ese entendido existen varios trabajos sobre paisajes, trincheras y combatientes, en acuarela, óleo y dibujo a lápiz, varios de los cuales sirvieron para ilustrar, por ejemplo, el libro “El repete” del escritor Jesús Lara.
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