Escritor, director y actor de teatro, Alfredo Rivera Achá, llegó a Tarija en 1999 con el entusiasmo de brindar un taller teatral para niños y niñas, un importante espacio para la enseñanza de este arte, lo que le valió reconocimiento del público, aunque su principal ganancia fue el cariño desinteresado y grande de sus alumnos que lo incitaban a quedarse a vivir en Tarija.
A su retorno a Oruro le surgieron diferentes proyectos, uno de ellos para trabajar en Cochabamba, “por aquel entonces recibía, casi a diario, hasta 20 cartas de mis alumnos del colegio Juan XXIII de Tarija con conmovedoras palabras de aprecio”, comenta.
Fueron estos estudiantes los que le robaron el corazón, asegura el actor y director de teatro que sin pensarlo mucho más decidió volver a Tarija y esta vez para quedarse, “soy nacionalizado tarijeño pues se es de la tierra donde a uno se lo cobija”, añade.
Para Alfredo Rivera Achá, el haber dedicado 14 años de su vida a Tarija para impartir conocimiento sobre arte teatral le significó grandes satisfacciones entre las que destaca el haber logrado apasionar a muchos niños, jóvenes y adultos por ese amor compartido por el escenario ya que con la compañía de teatro “El Gesto”, pudo enriquecer su experiencia teatral formando y relacionándose verdaderos talento tarijeños.
Sin embargo y pese al gran apego que tiene por el pago, contempla seriamente la posibilidad de irse de Tarija ya que ve con pesar que las oportunidades de hacer teatro son pocas debido entre otras cosas a la falta de apoyo e interés de diferentes autoridades como las de educación y cultura principalmente, que poco o nada hacen para promover las múltiples y positivas ventajas de fomentar en los niños y jóvenes un verdadero valor por el arte.
Escenario de recuerdos
Con los niños realizó varias presentaciones teatrales “El pájaro revolucionario” de Oscar Alfaro, por recordar sólo uno de tantos, fue la obra que le brindó la satisfacción de tres semanas de teatro lleno que además le dio oportunidad de relacionarse con el mundo de escritores, profesores de literatura y lenguaje de Tarija para realizar varias funciones.
Fue así que a menos de un año de estar viviendo en la capital de la sonrisa que Rivera Achá recibió la invitación del rector de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho, por aquel entonces Carlos Cabrera, para hacerse cargo del teatro universitario lo que aceptó con entusiasmo pues le significa reestructurar un espacio para formar nuevos actores.
Pero desde la nueva gestión del rectorado fueron invitados a desalojar los ambientes universitarios y hoy ese proyecto de teatro universitario, tan largamente trabajado ya no existe.
Con la obra de su autoría “Todas son mis hijas”, el actor y director orureño realizó más de 50 presentaciones en Tarija llegando hasta Villa Montes, Yacuiba y Entre Ríos, de igual forma en
representación de la universidad y de todo el departamento se llevó esta obra a un recorrido por diferentes escenarios a nivel nacional donde ganó el aplauso y el cariño del público.
“Escuela de pillos”, “Mi compadre el ministro”, comedias de Raúl Salmón, fueron llevadas también a escena por Rivera Achá, “había que superar algunos prejuicios en el tema de teatro pues en estas obras se hacía necesario representar a un homosexual y a una prostituta y los padres prohibían estos papeles a mis actores, pero cambiando elemento seguíamos adelante”, cuenta.
La universidad pedía un genuino teatro universitario y lo logramos-añade Rivera Achá, “representamos a Tarija en varios festivales ganamos en Santa Cruz el premio ‘La Quimera’ en el 2003, en Tarija obtuvimos ‘La Andalucía’, con la obra ‘Todas son mis hijas’ que lleva el mensaje de prevención contra el alcohol, tabaco, drogas, violencia familiar”.
Esta obra la llevó recientemente a la ciudad de Sucre, del 27 de agosto al 14 de septiembre, donde fue recibida con mucha aceptación de autoridades en el área educativa, sobre todo por el importante contenido social al tocar un tema de riesgo ante la drogodependencia y la realidad de la violencia intrafamiliar; sin embargo en Tarija se le negó ayuda y no hubo interés en este proyecto teatral pues en la dirección distrital de educación le aseguraron que era una pérdida de tiempo.
57 años como actor
Alfredo Rivera Achá, lleva 57 años de su vida totalmente dedicada a la actuación una profesión que para él se inició desde muy temprana edad pues a sus 6 años ya estaba representando el papel de hijo de un minero, inducido por su padre que también era actor, escritos, director, músico y poeta.
En la actuación logró interesantes papeles protagónicos, representó al presidente Aniceto Arce en la película “Amargo mar”, también personificó al guerrillero Abigail Guzmán en “El escarabajo de oro”, una producción de la BBC de Londres.
Hizo además telenovelas, destacando la de 13 capítulos “Socavones de angustia”, que ganó una premiación en Cuba y varios cortometrajes con la red televisiva nacional Canal 7, sin embargo su mayor pasión siempre fue el teatro donde actuó, escribió, dirigió con la mayor pasión por el escenario.
Teatro en Tarija
“En Bolivia es duro hacer teatro, hay que ser faquir y aprender a comer clavos porque la gente cree que uno vive de aplausos”, lamentó Rivera Achá, haciendo suyas las palabras de David Santalla que solía decir “yo aplaudo y en mi plato no hay comida”.
“En Tarija es una odisea hacer teatro, jamás hemos podido cobrar un peso, en la Casa de la Cultura las actuaciones siempre han sido gratis y la gente está mal acostumbrada, peor cuando los espacios que existían fueron acaparados por iglesias, donde se podía hacer una presentación para poder recuperar costos”, añade, este es motivo para pensar seriamente en dejar Tarija pues le ofrecen proyectos interesantes en la ciudad de Sucre.
“No quisiera dejar Tarija en todas las obras le puse el sello de esta tierra con su música, sacamos cara por este departamento que me sujeta por todas las cosas que hicimos y las cosas que recibimos, pero no existen políticas culturales para apoyar y patrocinar a los artistas, además la poca sensibilidad de autoridades en la dirección distrital de educación y cultura que ponen oídos sordos a este trabajo, es lo más amargo que uno puede llevarse, pero ojalá todo esto pudiera cambiar”, reflexionó el dramaturgo.
Sin doblegarse ante las circunstancias, Rivera Achá, el lunes 14 de octubre en la Casa de la Cultura presenta la obra “El gato y el ratón picarón y desobediente”, con un elenco de actores sordos, una obra mimética, hablada y traducida con lenguaje a señas
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