domingo, 27 de octubre de 2013

"Anécdotas sobre las primeras experiencias de la ópera en Bolivia" de: María Teresa Rivera


¡¡No era el momento!!

En cierto momento de la ópera "Carmen", tres o cuatro contrabandistas –algunos de los mas fornidos cantantes del coro–, debíamos irrumpir en escena para impedir un duelo de cuchillos entre don José –Gastón Paz–, y Escarmillo –Jorge Solís–, que estaban a punto de despedazarse por el amor de Carmen.

El "regisseur" nos había marcado reducir a don José y retirarlo de escena simulado acciones violentas, que adquirían gran realismo a causa de la compenetradísima actuación de Gastón Paz y su gran energía física, lo que a nosotros nos ponía en verdadera necesidad de actuar con todas nuestras fuerzas.

Por supuesto que el día del estreno y unas cuantas funciones después, todos los desplazamientos marcados ocurrían con sincronización impecable. Sin embargo, al pasar los días, iba disminuyendo la concentración y sobreviniendo condiciones más relajadas que hacían muy propicias las equivocaciones.

Una de esas noches, estaba yo distraído observando entre bambalinas la precisa y elocuente dirección de Rubén Vartañan, cuando de pronto alguien me sacude y me dice con urgencia impostergable y absoluta seguridad que había que entrar en ese instante a escena para proceder a retirar a don José. Sorprendido y confundido, me apresuré en buscar a mis secuaces y convencerlos con la misma insistencia de entrar en acción.

Nos abalanzamos torpemente sobre Gastón Paz que se hallaba embarcado en un dúo difícil con Escamillo y procedimos a arrastrarlo como ocurría todas las noches, pero con la diferencia de que ahora Gastón ofrecía fiera resistencia mientras intentaba seguir cantando. Sorprendentemente, por increíble y renovada capacidad actoral de Gastón, redoblamos esfuerzos y hasta pude notar que alguien aplicaba una "llave" de yudo criollo para conseguir su propósito.

Gastón nunca dejó de cantar. Una vez rendido fuera de escena, nos espetó un resonante "Carajo" y como una luz volvió a escena para continuar cantando, calculo yo, con el poco aliento que le quedaba después de aquella lucha tan intensa e inoportuna.



Aida (Alberto Villapando, 1972)



Manda el coronel

La banda interna estaba a cargo del coronel Antonio Montes Calderón. Habíamos hecho malabarismos para disponer de un televisor que llevara la imagen del Director, maestro Vartañan, al interior del escenario, de tal suerte que los componentes de la banda interna tuvieran una referencia precisa del tiempo que llevaba el director, pero por alguna razón que resultaba incomprensible, nunca podían entrar en tiempo. Vartañan paraba la orquesta, iba a revisar la partitura con el Cnel. Montes Calderón, repasaban el tiempo, se comprobaba la referencia al monitor, pero la banda seguía fuera de tiempo. Creo que con Carlos Seoane nos acercamos a ver qué pasaba con la banda interna y escuchamos al Coronel dar la siguiente instrucción:

"Nada de mirar el televisor. Uds. Tocan conmigo, "carajo", y como los músicos de la banda interna pertenecían a bandas militares, "donde manda marinero…"

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