domingo, 11 de junio de 2017
Beto, destacado flautista y afinador de pianos chapaco
Humberto Martínez Echazú, más conocido como “Beto”, es un reconocido y versátil músico que tiene dos especialidades, la primera de ellas vinculada a los instrumentos de viento, sobre todo la flauta, mientras que la segunda, lo distingue como un prolijo afinador de pianos.
Aunque sus conocimientos sobre la música y el arte, van más allá.
Tarijeño con fuerte vocación por su tierra se inició en los instrumentos de viento cuando tenía siete años. De pequeño escuchaba tocar a los campesinos del Rincón de la Victoria los instrumentos típicos de esta tierra, el erque y la quenilla, por lo que esto despertó en él, una verdadera pasión hacia los sonidos de viento.
Este fuerte instinto a los sonidos que se producían con viento lo llevó a construir este tipo de instrumentos desde pequeño (quenilla y erque) por lo que después en su adolescencia, se apegó al músico cochabambino Ernesto Lafaye, quien pasó su longevidad en Tarija dando clases de música. Aquella relación impulsó los primeros pasos del artista en la interpretación de flauta dulce, flauta traversa y Oboe (instrumento de viento con sonido profundo y melancólico al que le impuso mucho disciplina y ensayo).
Para 1977, a sus 16 años, Beto ya se preparaba para participar de conciertos en flauta dulce, realizando presentaciones en la Orquesta de Cámara Tarija con obras de Vivaldi, Telemann y comenzando a interesarse por aprender más de la flauta traversa.
En esta etapa de aprendizaje, tuvo una vida muy agitada, pues ensayaba para el cuarteto de flauta dulce, pero también para el conjunto de flautas dulces, guitarra, percusión, y adicionalmente debía rendir en el colegio y el instituto de idiomas.
“Tenía que responder incluso con lágrimas porque en la música no todo es aplauso y alegría, antes de salir bachiller logramos consolidar una temporada de quintetos de viento, flauta, oboe, clarinete, fagot y corno francés, después de ello seguí haciendo música”, comenta.
Su vocación como músico lo llevó a participar de varios eventos nacionales e internacionales, teniendo oportunidad de presentarse en diferentes conciertos y compartir escenario con grupos musicales en La Paz donde estudió la Carrera de Derecho.
Relata que recorrió cada departamento de Bolivia inspirando con la dulce melodía de los instrumentos de viento. Llegó incluso a escenarios internacionales en España donde participó del festival de música Expo Sevilla 92.
El aprendizaje sigue
Asegura que tuvo muchas y grandes satisfacciones de la mano de la música, entre ellas su participación en: la creación del Grupo Espiga, que hace 30 años se introducía con una propuesta fuera de su tiempo y fue integrante del grupo Sonorus en la ciudad de La Paz. Además siempre fue requerido por su conocimiento en tres diferentes instrumentos de viento.
Pese a los logros alcanzados y a una larga trayectoria de vida en la música, Beto no se siente satisfecho y mantiene la filosofía de que su próximo concierto será mejor que el anterior y con un pensamiento humilde asegura que aún le quedan ganas de mejorar.
“La música para mí es un camino definitivo que se estableció en la persistencia y como decía Beethoven para componer es uno por ciento de inspiración y 99 por ciento de transpiración, de eso se trata la música porque requiere mucha disciplina y trabajo”, refiere.
Concentrado siempre en corregir algunos aspectos mejorando la técnica y además perfeccionando su arte en la fabricación de instrumentos dentro de la luthería, como oficio artesanal, mejoró su destreza para crear diferentes instrumentos de viento, sobre todo los tradicionales, lo que llamó la atención incluso de Asia, China, Arabia y la India.
Si bien logró destacar como músico su pasión por los instrumentos de viento lo impulsan continuamente a seguir aprendiendo, pues según indica no hay mejor motivación que la competencia para lograr perfeccionarse en la interpretación de instrumentos. Un buen ejemplo de esto es lo que logró hace tres años, mejoraron su interpretación del oboe gracias a un maestro alemán, 30 años menor que él, que asegura le renovó la vida con el sonido del oboe.
Afinador de pianos
Beto inició sus estudios de afinación de piano en 1990, cuando conoció al maestro holandés Peeter de Raad, el único profesional acreditado en Bolivia, titulado en el Instituto Musical de Ámsterdam Holanda. Trabajó inicialmente en el mantenimiento del piano stanly sons, que según afirma, hay sólo 17 ejemplares en todo el mundo y uno de ellos está en Tarija.
Relata que en 1991 se hizo oficialmente la venta de este piano por parte de María Nidia Baldivieso, que lo dejó a un precio módico para que el instrumento se quede en Tarija. Recuerda que este aparato musical era apetecido por la gente de Santa Cruz, pero la dueña quiso que el piano se quede en La Casa de la Cultura. De esta manera Beto inició sus primeros estudios de afinación de piano y ya pasaron más de 25 años desde entonces.
“El maestro Raad me legó todas las condiciones técnicas para que pueda desarrollar este trabajo tanto en Tarija como en el interior, el honor más grande ha sido afinar el piano para Ana María Vera, que ha sido de su plena satisfacción”, dice.
Explica que las herramientas especiales para la afinación consisten en llaves de afinación y apagadores, se parte del diapasón, un dispositivo metálico que emite la nota de La en 440 vibraciones. Dice que para la afinación del piano se requiere una sola nota, y si bien hay afinadores electrónicos, asegura que éstos no responden a las exigencias del oído humano.
Actualmente el “profe” es el único técnico en nuestro departamento, capacitado en la afinación de piano, quien expresa: Es un estudio y trabajo que nunca termina, uno siempre sigue aprendiendo.
Inculcando valores a través de la música
Beto logró perdurar con su talento por este arte, lo que lo convirtió en maestro de música, pero a su vez, le permitió consolidar su carrera como solista y llegar a ser parte activa de la Orquesta Sinfónica de Tarija.
Recuerda que dedicó 18 años de su vida a la enseñanza, siendo profesor de música en flauta dulce y armonía en el instituto Mario Estenssoro y en algunos colegios. Asegura que siempre procuraba inculcar en los jóvenes los valores de la música, sin embargo lamenta que el tiempo no le permitiera continuar en esa tarea, pues el trabajo en la Orquesta Sinfónica Departamental y su carrera de solista, le exigían muchas horas de dedicación.
Si bien muchos le aconsejaron en algún tiempo que busque mejores oportunidades que las que brindaba Tarija, él asegura amar a su tierra y por ello, una de sus principales prioridades es inspirar a través de la música a que se tomen en cuenta los valores que se están perdiendo en los niños y la juventud tarijeña, que se ha visto seducida por el alcohol barato, las drogas y la ociosidad.
LA EXPERIENCIA MUSICAL DE HUMBERTO MARTÍNEZ
Estudios
Posterior a la muerte del maestro la Falle, “Beto” Martínez efectúo otros estudios fuera del país, como ser en Alemania, Suiza y Estados Unidos, con la finalidad de destacar en el arte de la música a nivel nacional.
Pianos
Además de elaborar sus propios instrumentos folclóricos de viento. El maestro Piter de Rrat y él son los únicos dos afinadores de piano en todo el país. Tiene más de 25 años de experiencia en este único arte.
Orquesta
Instructor de la Orquesta Sinfónica Departamental de Tarija, logró ganar un concurso nacional en el que con tan solo dos años de experiencia, competían frente a orquestas con más de 20 años de experiencia.
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