Cuando Lidia Caiguara recuerda a su fallecido esposo, el reconocido pintor Raúl Lara (1940-2011), aún se emociona y se pone a llorar, pero no es de tristeza, es de alegría por haberlo conocido.
"Sentir que he sido parte de estas obras, que he sido parte de Raúl para mí es un gran halago. Me emociono por haber sido su compañera y él haber sido mi gran compañero”, indicó.
Por eso, Caiguara aseguró que busca que las nuevas generaciones conozcan el gran legado que dejó su esposo, por eso seleccionó nueve cuadros en diferentes formatos que se exponen en el Artespacio CAF (Av. Arce, 2915). La muestra fue inaugurada el 14 de abril y permanecerá abierta hasta el 11 de mayo.
"Hemos traído (desde Cochabamba) nueve cuadros, obras seleccionadas que comprende tres décadas (1970, 1980 y 1990) del trabajo de Raúl. Pienso que los jóvenes que no vieron la obra de Raúl, la descubrirán”, indicó Caiguara.
Agregó que cada vez que mira las obras que dejó Lara redescubre pinceladas, colores, formas, personajes, "a pesar que lo vi pintar toda mi vida”.
La selección de los cuadros que conforman la exposición en La Paz fue realizada junto al curador, el artista Rodrigo Rada. Entre ellos hay una serie de obras que no se expone desde su creación, en los años 80.
En los cuadros se ve varios personajes, sobre todo mujeres y escenas que remiten a situaciones cotidianas bolivianas.
"Trabajó la temática de planimetría para adentrarse al mundo andino. Al retorno de Argentina, él se deslumbró redescubriendo su cultura porque él se fue muy pequeño de Bolivia. Su expresión dio un giro de 180 grados y pintó el Carnaval, las fiestas populares con una visión moderna e internacional, no costumbrista. También retrató su fanatismo por su equipo, San José”, comentó Caiguara.
Recordó que Lara pintó uno de los cuadros mientras veía una entrevista en un noticiero televisivo. Otro fue inspirado en el momento de la visita al mercado. De esa forma, mientras él la esperaba, bosquejó los personajes que pintó en cuanto llegó a casa.
"Siempre estaba buscando modelos, andaba con un cuaderno y un lápiz. Entonces, donde iba, dibujaba. Un motivo para él era una campera colgada, un zapato, un trapo. Lo que destaco en toda la obra de Raúl es el dibujo, porque todo artista antes de ser pintor debe ser buen dibujante”, añadió.
La viuda de Lara también destacó la gran calidad de dibujo que tenía el artista.
"Raúl era un gran dibujante. Estuvo 15 años en Buenos Aires. Durante el tiempo que estudió, ocho años, estuvo dibujando ocho horas diarias. Él tenía modelos vivos y también una gran y desbordante imaginación, que se puede ver en su obra”, comentó la viuda.
Luego, Caiguara se volvió a emocionar y comentó que Lara dibujó hasta el último momento de su vida.
"Raúl componía muy bien, giraba y giraba la obra para ver la composición de su cuadro y sabía manejar el color. Él decía: ‘yo no quiero hacer fotografía, yo quiero hacer pintura’. Raúl quería pintar”, acotó.
Finalmente, Caiguara adelantó que prepara un nuevo libro que recuperará la obra pictórica y estará listo para noviembre. Además, no dejará de hacer muestras de acuarelas, pasteles y dibujos.
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