La Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia entregó ayer al Ministerio de Culturas 16 piezas del mural Huelga y masacre, de Miguel Alandia Pantoja, que serán restauradas por técnicos de esa institución.
“Llegamos a un acuerdo con los dirigentes mineros y hoy (ayer) estamos trasladando las piezas de este mural”, señaló Carlos Rúa, responsable del área de restauración de Culturas.
Alandia Pantoja (1914 – 1975) fue uno de los más destacados muralistas bolivianos y fue considerado como el pintor de la revolución, debido a su compromiso en ideología y arte, con la causa social de la revolución de 1952.
El mural Huelga y masacre fue pintado en 1954 y ocupaba dos paredes del salón principal de la antigua sede de la federación de mineros, ubicada en El Prado.
En 1980 Luis García Meza ordenó demoler el edificio y destruir la obra. Entonces, algunos artistas y expertos de las Naciones Unidas desmontaron las paredes (pintadas) y llevaron los bloques a un galpón de la zona Sur. Posteriormente, en la década de los años 90, las piezas fueron trasladadas a los depósitos de la Universidad Siglo XX, en San Pedro.
La firma del convenio en el que se oficializará la entrega de estas piezas se realizará el próximo martes en el Ministerio de Culturas.
Además de este mural, la Federación de Mineros conserva otras piezas de arte históricas. “En los centros mineros resguardamos otros murales de igual importancia. Sin embargo, éste de Alandia Pantoja estaba a punto de perderse y consideramos que es importante su restauración”, señaló Freddy Sánchez, dirigente de la organización sindical.
Evaluación
Según Rúa, antes de iniciar el proceso de restauración, los técnicos realizarán un diagnóstico para determinar el grado de deterioro de la obra. “Las piezas estuvieron mucho tiempo guardadas en un depósito, eso provocó daños en la base pictórica”, dijo.
La humedad y la acumulación de tierra son los principales factores de deterioro. “Preliminarmente se ha detectado que el polvo ha afectado la pintura y que el soporte también se encuentra dañado”, sostuvo el experto.
Una vez concluido el diagnóstico de la pieza, los técnicos determinarán el costo de inversión y los materiales requeridos para su restauración.
En la pieza, Alandia Pantoja plasmó su visión sobre los movimientos sindicales, la lucha de los mineros, la causa por la nacionalización de las minas y las masacres mineras de Uncía (1923) y Catavi (1947), entre otros temas.
Rúa aseguró que restaurar este mural “será un hecho trascendental” por su valor histórico. “No sólo es una obra de arte, también representa un testimonio de la historia de los mineros y de Bolivia”, comentó.
Hace tres años, técnicos del Ministerio de Culturas realizaron la restauración de uno de los fragmentos de ese mural que ahora se encuentra colgado en el segundo piso del Palacio Chico.
“Tras la restauración, la obra será devuelta a la federación de mineros, en donde se comprometieron a buscar un lugar apto para instalarla”, señaló Rúa.
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