A cuadra y media de la calle 21 de San Miguel funciona la Escuela Contemporánea de Música, la que cuenta con un salón de conciertos para unas 200 personas, escenario donde el pianista Daniel Álvarez (Oruro) ofreció un recital con creaciones de Liszt, Brahms y Chopin. Los temas de técnica complicada revelaron a un joven músico de conocimientos adecuados para ofrecer, como apertura, el Estudio de Concierto “Suspiro” S. 144 de Franz Liszt; tema que puso en evidencia a un intérprete de buenos recursos, los que aportan, además, una nitidez de acordes muy ponderada, reflejo de un cerebro sensible y de rápida respuesta, porque las partituras del compositor húngaro no sólo quedan en el afán de practicarlas, sino que impulsan secretos acordes por demás exigentes. Por tanto, cabe subrayar la compenetración de Álvarez con la obra maestra, dando paso a cierta admiración en el oyente, por la limpieza de los sonidos. Momentos después, el público quedó frente a la gama de resonancias de Brahms con la Sonata para Piano N° 1 y sus cuatro movimientos. El primero, Allegro: una suerte de revelación frenética, o si se prefiere, un pequeño salto en la intensidad musical con referencia al primer tema escuchado. Sin embargo, en Brahms también campean exigencias técnicas muy complicadas, atreviéndome a calificarlas de fuertes, hasta encajar en el movimiento llamado Andante, lo cual no significa un apagón sonoro, sólo un tránsito a cierta pausa capaz de alejar los sonidos fuertes e ingresar en la calma pasajera. Pero, más adelante, corresponde al Scherzo Molto con Fuoco dar un sacudón al auditorio. Álvarez apoya conocimientos claros al manifestar la agilidad de sus manos, concurrente a que este movimiento sonoro se haga más cautivante. Finalmente, el Allegro con Fuoco mantiene el nivel del tercer momento con ciertas variaciones por demás agradables. En el cierre del recital de piano, el programa incluyó el talento romántico de Chopin, con su primer Scherzo y con la belleza de Andante Spianato y Gran Polonesa. El espíritu mismo de los aficionados a esta música quizás tomó un ligero desvío en la percepción de sonidos, porque además de técnica, el sentimiento concentra mucha atención, con lo cual se revela la sensibilidad humana, más acentuada en el intéprete que en el oyente y, por lo tanto, muestra en el pianista técnica y sensibilidad, abriendo tres corrientes en la formación de su carrera artística. Primera etapa preparatoria encajada en la técnica; la segunda que muestra el aplomo y el dominio de recursos; finalmente, la propia personalidad del intérprete para transmitir el sentimiento del compositor.Daniel Álvarez realizó sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música bajo la orientación de la maestra Sara Ismael, el año 2004. Luego en 2008 estuvo bajo la dirección de la maestra Grace Rodríguez. En 2011 fue becado al Instituto Nacional de Arte de Buenos Aires.
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