Cuando Brasilia estaba recién construida, en 1974, y su esposo Marcelo Terceros Banzer fue destinado como embajador en Brasil, Ana María Suárez aprendió el arte de pintar sobre porcelana.
“Es un arte difícil, pero es el más hermoso, porque después de todo el proceso se siente una felicidad muy grande. Es una técnica maravillosa, llena de amor, de paciencia, en la que se pone el corazón y el alma en cada pieza”, afirmó la artista plástica y gestora cultural Anita Suárez, como es conocida.
Más de 50 obras son expuestas en la muestra denominada Anita, cuatro décadas de arte, que se exhibe desde anoche en la Casa Municipal de Cultura Raúl Otero Reiche.
El proceso de este arte comienza cuando se elabora el boceto sobre la pieza de porcelana, se prepara la pintura que viene en polvo (óxido de cobre) mezclándola con un aceite especial. Cuando se tiene la pasta pictórica se plasma la figura sobre la pieza y se quema a 1.000 grados. “Los colores dependen de la cocción, por eso uno tiene que hacer una prueba antes de meter la obra al horno”, especificó.
Jarrones, platos, posa platos, bañadores, floreros, porcelana en azulejos, piezas de porcelana que forman cuadros y pinturas al óleo son parte de la exposición que estará abierta hasta el 31 de julio.
Anita se ocupa personalmente de buscar las piezas de porcelana y los materiales de pintura, por lo general ella misma diseña las figuras de naturaleza muerta que estampa en los objetos.
“A veces copio otras figuras, pero me gusta crear”, aclaró. Pinta durante el día, porque le gusta la luz natural y en las jornadas donde no hace mucho calor “así la pintura no se corre”, sostuvo.
La exposición retrospectiva fue organizada por sus seis hijos y contiene obras de colecciones privadas y de la artista. “Una de mis grandes motivaciones es el amor que tengo a mi Santa Cruz, hemos crecido en una ciudad donde no había prácticamente nada y lo hemos hecho luchando. La veo y la amo, esta es mi manera de entregarme”, señaló.
28 años frente al museo de arte sacro
El 26 de julio, Anita Suárez cumplirá 85 años de edad, de los cuales 40 se dedica a la pintura y 28 sirve como directora voluntaria del Museo de Arte Sacro Mons. Carlos Gericke Suárez.
“Trabajo en el museo con un cariño muy grande, no se imagina la satisfacción que tengo por entregarme a aquel lugar, que resguarda nuestros tesoros, porque cuando uno está más cerca del Señor es cuando siente más amor”, relató la artista, que además es miembro de la Asociación Libre de Artistas y de varias organizaciones de voluntariado social.
“El museo de arte sacro contiene nuestra cultura, conserva nuestra identidad mestiza de aquel encuentro. El museo de la Catedral es único”, sostuvo Suárez. “Quiero mucho a todos los sacerdotes que me han apoyado, son personas muy amables y sinceras. Hasta que Dios lo permita continuaré colaborando con esa institución”, dijo.
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