Cochabamba cumplió un excelente papel en el Festival Internacional de Teatro de Santa Cruz y un director cochabambino, Diego Aramburo, fue el protagonista central al ser galardonado por la Asociación Pro Arte y Cultura, que organiza este evento al cual asistieron elencos de 16 países y se desplazaron por varias ciudades del Departamento de Santa Cruz. Aramburo dirige Kikinteatr y ha sido varias veces galardonado en Bolivia y en el exterior.
Es curiosa la actitud de los creadores cochabambinos, antiguos y nuevos, que tienen notoria presencia en todas las artes nacionales pero evitan comentarlo. Así ocurre en la literatura, en la danza, en la música, en el cine y en el teatro, una especialidad en la cual no se ha medido la magnitud del premio otorgado a Aramburo. Conversamos con él a su retorno de Santa Cruz y éstas fueron sus respuestas.
RRM.- Recibir un premio a la trayectoria antes de los 40 años debe ser comprometedor.
DA.- Es algo particular recibir un premio a la Trayectoria cuando uno tiene sólo cuarenta. Pero es cierto que comencé temprano y que tengo un particular ritmo acelerado en mi vida y mi producción. Quizás eso, esa desesperación por crear frenéticamente, esa necesidad irrefrenable, y la vorágine interna que demanda hacer más y mejor y que lleva a la eterna frustración de no conseguir la obra perfecta jamás y entonces deber pasar a la siguiente, quizás eso es lo que me ha llevado a conseguir ciertas cosas que hasta ahora los demás teatristas que ejercen desde Bolivia, para Bolivia y por Bolivia, aún no habían conseguido.
Sí, me refiero a llegar a ser contratado para crear y dirigir obras para Teatros Nacionales de países de alto desarrollo en lo escénico, como Canadá o Argentina, donde ya hice varios montajes en sus teatros oficiales; y también a ser invitado a festivales que muestran lo más propositivo de la nueva dramaturgia mundial -como La Mousson d'Eté, en Francia, donde estuve en 2010 con mi texto "Fragmentos Líquidos", ahora publicado en ese país.
RRM.- Hay una pulsión natural en nuestros artistas por ser conocidos en el exterior.
DA.- Claro, es un orgullo, sin duda, pero también es una responsabilidad inmensa. En varios sentidos. Porque la gente te recibe con la carencia de antecedentes que representa la ausencia de nombres bolivianos en la escena teatral internacional, básicamente con la pregunta "y este boliviano, ¿qué hará?, ¿sabrá a lo que se mete siquiera?". Y por suerte, siempre he quedado bien parado; por ejemplo "La Librería", obra canadiense para público joven que dirigí en Argentina, recibió el premio a la mejor producción de todo el teatro que se creó en Córdoba en el 2010 (entre las obras para públicos jóvenes y adultos). Pero es una responsabilidad porque uno abre o cierra puertas para generaciones enteras de artistas bolivianos que luego podrán pisar más fácilmente la escena internacional. Si es que uno lo hace bien, claro.
RRM.- Ser Director de Teatro es tener un equipo que te acompaña. ¿Cómo ves a tus colaboradores?
DA.- El de APAC Es un reconocimiento personal, sí, pero yo creo que nadie crea solo, y en teatro esto es más claro aún. Creo que mi "trayectoria" es el resultado de una serie de encuentros en los que he transmitido todo lo que puedo tener para transmitir, pero en los que también he recibido muchísimo. Creo que el premio homenajea a cada persona con la que he compartido mi carrera, pero principalmente a mis colaboradores más cercanos y con quienes realmente comparto este premio. Con la gran artista y compañera Claudia Eid, claro, con quien construimos lo que fue el primer Kiknteatr, el de toda la década pasada, el de las obras "Feroz", "Ese Cuento de Amor", "4.48 Psicosis" y "Crudo", entre otras. Con LA actriz de Bolivia y amiga Patricia García, por supuesto, carne y corazón vivo de "Tierra", "Crudo", "Happy Days", "Transparente" y tanto camino recorrido juntos. Con compañeros como Lía Michel, gran artista y actriz, eje de muchas de mis creaciones, Jorge Alaniz, Alejandro Marañón y David Arze, cómplice de años de trabajo, charla y afecto; y Camila Rocha, actual cómplice de mi obra y vida. Y con colaboradores y amigos esenciales como Martín Boulocq y Joaquín Sánchez, y mi gran amigo de arte y de alma Juan Carlos Valdivia, claro. Y, fuera de Bolivia, el inmenso artista y amigo eterno Gill Champagne, la artista y hermana Eugenia Hadandoniou, los grandes de la escena y cómplices Linda Lapante, mi Medea, Pablo Martella, y mis amigos y compañeros entrañables Francine Boulay, Raul Sansica, Hubert Colas y Thierry Rayneaud. Y guardo un espacio especial para el artista y hermano Eduardo Calla, con quién compartimos tanto conocimiento, trabajo, pensamiento y vida y que peligrosamente fue el gran ausente de la versión de este año del festival de Santa Cruz -digo peligrosamente porque si los festivales de Bolivia no invitan a los creadores que escriben y escenifican constantemente y de manera más profesional y propositiva en el país, entonces pierden su razón de ser, obviamente.
Seguiría enumerando, porque realmente mi obra se debe a todos ellos y a todos con quienes he trabajado, a festivales, a encuentros y a mi familia, mi Sarita, mis hermanas y mi madre, claro...
RRM.- ¿Hay algo melancólico en los premios, que te hace envejecer?
DA.- Recibir Premios hace envejecer. Creo que en vez de ganar soberbia, cosa que a uno le sobra en la juventud, uno va poniéndose más estúpidamente melancólico. Los premios acarrean eso, una profunda mirada atrás. Y lo particular es que desde "el podio" que supuestamente implica un premio, uno no mira hacia abajo sino desde abajo, mira como aplastado por el peso del tal premio, el peso de la conciencia quizás, y ve a los demás rodeándolo y uno, por un instante en el centro, pero chiquito como una hormiga, dice gracias desde abajo...
RRM.- ¿Y luego?
DA.- ¿Luego? Luego queda seguir creando. Seguir intentando crecer. ¡Sobre todo después de ser aplastado por un premio y sentirse más chico que nunca! ¡Claro!
RRM.- Debes tener proyectos para este año y los próximos.
DA.- Los proyectos futuros ya asoman el rostro, sí. Giras con Romeo & Julieta, nuevas creaciones acá con Kiknteatr, creaciones de teatro y de teatrodanza, y nuevas creaciones fuera también. En realidad creo que finalmente estoy en un buen momento para empezar; para generar, para trabajar, para crear y para hacer arte.
APAC Y SU TRAYECTORIA
La APAC (Asociación Pro Arte y Cultura), es una de las instituciones culturales probadas más importantes del país, eso es innegable. Con los dos festivales internacionales que produce (el de Música Barroca en Chiquitos, y el Internacional de Teatro), más las actividades de fomento que realiza en el Departamento de Santa Cruz (no sólo en la ciudad), y otras en el país, y las publicaciones y otras actividades que realiza. Con Cecilia Kenning a la cabeza y con personalidades como Marcelo Arauz y otros notables del país entre quienes han sido parte de su directorio.
Entonces recibir un reconocimiento a la Trayectoria por parte de ellos, es algo muy significativo para cualquier artista. Sin duda.
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