domingo, 23 de junio de 2013
Magenta Murillo Artista visual boliviana. Actualmente expone junto a Curt Fischbach en la Fundación del Banco Central
Cine •
El viaje a lo posible, el sueño de hacer lo imposible, vida paralela.
Radio •
Compañía, enterarse, recordar al abuelo y las novelas radiales, la casa, el transporte urbano.
La red •
El lazo con el otro; construye mentiras, salva desesperaciones emocionales. No estás pero te siento.
Otras artes •
El arte: materialización de lo que nos hace sensibles, pensadores. Nos lleva a mundos mágicos, abre el pensamiento, describe la historia, cataliza y amplía las mentes sin obligar.
Comer •
Asocio la comida con las alegrías, los recuerdos. Si estoy triste, no como. Es un placer humano, necesidad, energía.
Beber •
Pasar las penas, disfrutar, pero que nunca te dejes atrapar (por el alcohol).
Escapar •
Sólo de una guerra, de un gran riesgo; después, mariconeada, falta de veracidad para contigo mismo.
Comprar •
Que no sea una compulsión ni que te conviertas en acumulador. Zapatos y lentes, lindo.
Inspirar •
Ghandi, Jesús, la Guerra del Chaco para demostrarnos el poder que podemos lograr los bolivianos.
Rebautizar •
Magenta es el nombre que eligió la artista. El que sus padres le dieron es Mónica. Escape le regala un poco de historia sobre Magenta, nombre de una ciudad italiana en la que se libró una batalla el 4 de junio de 1859: las tropas francopiamontesas de Napoleón III, comandadas por el mariscal Patrice McMahon, derrotaron a las fuerzas austríacas. McMahon fue nombrado duque de Magenta debido a esa victoria que fue un paso importante hacia la unidad italiana.
El nombre de esa ciudad lombarda es muy antiguo: proviene del general romano Marcus Maxencius, quien estableció allí su cuartel, que se llamó Castra Maxencia, en el siglo IV a. de C. Poco después de la batalla de Magenta, se descubrió una tinta de anilina. Aunque ese hallazgo no tenía ninguna relación con la contienda bélica, por el solo hecho de haber ocurrido en forma casi contemporánea, y dado que la victoria era tan comentada, se dio el nombre magenta al color de la nueva anilina. Sin embargo, muchos prefirieron llamarlo fucsia en lugar de magenta, en alusión a la flor del mismo nombre y color, así denominada en homenaje al botánico alemán Leonhard Fuchs (1501-1566), su descubridor (Fuente, Ricardo Soca, La palabra del día).
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