viernes, 14 de junio de 2013

REVOLUCIÓN JIGOTE. SACANDO EL BUEN CIUDADANO QUE HAY EN TI

¿Alguna vez te ha pasado que quieres cruzar la calle, pero los autos han acaparado todo el paso de cebra a punto de atropellarte? o en las filas para renovar tu carnet, ¿siempre hay un “vivo” que se te adelanta? Seguro responderás que es algo normal que se vive día a día en nuestro país. Pero, ¿qué tal si esta situación puede cambiar?, y en vez de esperar que sea la alcaldía o la gobernación que salga con la fórmula mágica, seas tú con tu granito de arena el que posibilite una nueva convivencia pacífica donde todos respetemos nuestro espacio y el de los demás. De eso se trata la Revolución Jigote. “Es una campaña que tiene el propósito de mejorar la calidad de vida en la ciudad, que se viene deteriorando de manera muy acelerada, no sólo por la migración que recibimos -que es el pretexto más habitual- sino sobre todo por la ausencia de un rol pedagógico del gobierno municipal”, define José Antonio Prado, quien junto a Federico Morón son los principales cabecillas de este proyecto.

INICIATIVA PEGAJOSA

Si bien la iniciativa ha inundado las principales redes sociales como Facebook y Twitter hace unas semanas, la cosa se estuvo cocinando hace ya un año, siendo la principal red de articulación del proyecto, el CEDURE (Centro de Estudios para el Desarrollo Urbano y Regional) de la ciudad de Santa Cruz. Ya con la idea en mano, fueron otros actores de la sociedad cruceña (ahora son como 200), entre artistas, músicos, escritores y personajes públicos los que fueron sumándose a la campaña, exponiendo lo ‘jigote’ que es ser un buen ciudadano. ¿Y de dónde viene el nombre y el símbolo del meñique alzado en señal de ‘jigotismo’? Para los que les suena rico la empanada de jigote, ese relleno jugoso de carne y papa, no tiene nada que ver con esta revolución. “Lo de ‘jigote’ es solamente una irreverencia, buscábamos una palabra que NO representara nada, porque queríamos que el nuevo significado se fuera construyendo colectivamente los primeros meses de la campaña con nuestro público objetivo (adolescentes y jóvenes), cosa que efectivamente está sucediendo, y de una manera muy hermosa y divertida” recalca Prado. “Buscábamos un gesto que nos hiciera reconocernos entre jigotes en la calle, es decir, reconocernos entre personas dispuestas a hacer un esfuerzo cotidiano por hacer las cosas un poquito mejor cada día y porque el significado de ese dedo es compromiso, que es exactamente lo que ofrecemos y pedimos con esta campaña”, añade.

ENTRE JIGOTES Y MOJIGOTES

Jigote podemos ser todos. Significa tener una actitud positiva contigo mismo y con tu entorno, lo que es de todos; respetar los derechos de las demás personas, ser tolerante y defensor del diálogo y la participación democrática. Todo cabe en el "sonríe, respeta, cuida", lema que resume esta actitud.

Y al puro estilo de Dr. Jekill y Mr. Hyde (el popular personaje de la novela de Robert Louis Stevenson que describe la dualidad bueno-malo en la persona), el ‘mojigote’ también lo tenemos dentro, como una especie de doble de acción que se rehúsa a contribuir con la sociedad y entorpece el camino de quien lo intenta. Para Prado, “mojigote somos todos, a veces, cuando nos descuidamos y dejamos que el pesimismo, la intolerancia, la comodidad y flojera nos lleven a contagiar la mala onda, violentar los derechos de los demás, destruir o deteriorar el medio ambiente y todo lo que es de todos en la ciudad”. Esta dualidad de actitudes está latente en cada uno de nosotros, pero la idea de esta campaña es justamente trabajar en incrementar lo jigote y bajar lo mojigote.

¿COCHALA JIGOTE?

Si bien el proyecto ha sido ideado y ejecutado en base a la idiosincrasia cruceña, no está mal que nosotros como vecinos podamos adoptar esta expresión como nuestra también. Y si bien es cierto que pertenecemos a una ciudad de colores distintos, tenemos muchos problemas en común y qué mejor que imitar lo bueno. “Esta era una campaña absolutamente local, jamás se previó que ‘rebalsara’, aunque no podríamos ser tan arrogantes de pensar que podemos crear comunicación para todas las idiosincrasias que habitan nuestro maravilloso país, tan diverso. En lo que sea genérico y claramente nos abarque a todos claro que queremos contribuir”, comenta Prado cuando le preguntamos sobre la posibilidad de que el cochabambino se una a la revolución.

MÁS QUE UNA SIMPLE MODA

Ahora que pasó la fase inicial con la creación de expectativa entre el público, principalmente en las redes sociales, y el lanzamiento que convocó a un público masivo en la ciudad de Santa Cruz; este movimiento sólo está comenzando. De hecho las metas planificadas están previstas a un plazo de 10 años, que es el tiempo mínimo para poder notar los efectos que esta campaña ha tenido en los ciudadanos y medir si hubo una mejora en la calidad de vida en general.

Para esta segunda fase, el ‘equipo jigote’ tiene planeada diferentes actividades como intervenciones artísticas, talleres y visitas en unidades educativas de la periferia de la ciudad, socializando el “Manual del Perfecto Jigote” que es una especie de guía de urbanidad en el que se identifican específicamente los problemas de convivencia a mejorar.

LOS ANTI-JIGOTES

Como no todo es color de rosa, con la misma velocidad que la Revolución Jigote contagió a la gente, de la misma manera surgieron críticas y comentarios escépticos entre el público. “Tolerar la diversidad de opiniones es jigote”, asegura Prado que además añade que la mayoría de las críticas son fruto del desconocimiento e impaciencia de la gente, como se ha visto con los diferentes comentarios de diversos tonos acerca de lo que esta campaña propone. Todos tenemos derecho a opinar pero mejor si es una opinión fundamentada y en pro de una mejora, que por ahora sólo está dando sus primero pasos y aún es muy temprano para calificar. La mejor actitud: si no vas a aportar o proponer, mejor no perjudicar.

Para ser jigote, hay que tener actitud. Actitud valiente de no dejar en manos de otros lo que podemos hacer nosotros, de tomar la responsabilidad de ser ciudadanos activos y partícipes de una construcción colectiva de convivencia pacífica para todos. Y esto es válido y necesario donde sea que escojamos vivir, y si es en esta ciudad maravillosa que puede ser aún mejor, ¿Qué tal si empezamos ahora?



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