¿Cómo nació tu vocación para ser director?
En realidad yo quería ser actor, pero lo deseché rápidamente porque sufría y no la pasaba bien, no era lo que yo quería. A mis 20 años de edad descubrí la escritura teatral que me abrió las puertas a otro universo en donde yo me sentía con mayor capacidad de exploración y gracias al proceso de trabajo en todos estos años (una década) descubrí que también la dirección es lo mío.
¿Nunca te dijeron en tu familia que hagas otra cosa porque quizás no podrías vivir del cine y del teatro?
No, mi familia siempre me ha apoyado. Claro que la preocupación de mi madre es la típica por mi futuro, pero mis padres saben que hago lo que me gusta y así soy feliz.
Y el cine, ¿qué lugar ocupa?
Yo crecí viendo cine, era el principal cliente de la cadena Errol’s cuando era niño. Prefería ver películas a jugar fútbol y eso me ha permitido tener un buen conocimiento de este arte. He visto de todo y eso me ha ayudado en el trabajo que desarrollo en el Multicine, para programar lo que podría gustarle a la gente y al mismo tiempo trato de conseguir títulos de un cine distinto, para de esta manera brindar diversión para todos los gustos.
¿Cómo defines tu trabajo?
Sé que mi trabajo es bastante agresivo, bastante salvaje, no es de mucho agrado y puede chocar, pero es parte de lo creativo y es un sello estético de Escena 163. Lo que genera es debate e incomodidad y la gente nos va a mirar y esto es porque, yo creo, les interesa. Hay un cierto cinismo, salvajismo en las obras que interpelan nuestro contexto y nuestra realidad en la cotidianidad.
¿Y tú eres así, como describes tu trabajo: cínico y agresivo?
(Sonríe) Pues sí, yo soy bastante cínico, pero divertido. Es un código no sólo mío, sino que está compartido con mi equipo. Usamos el teatro para generar incomodidad y un cierto humor cínico. Yo no le debo nada a nadie, me debo a las obras; uso un espacio para generar algo y con mi equipo procuramos que no haya conformismo ni complacencia con el entorno. Busco hacer una obra coherente con el discurso que manejamos.
¿Qué puede esperar el público de ‘Mátame por favor’?
Es una obra polémica. No es la violencia por la violencia ni el esperpento por el esperpento; es un universo que dialoga con el espectador. La obra será repuesta en El Desnivel a partir del 7 de abril y estamos acompañados de artistas como Cristian Mercado, Patricia García, Rodrigo Reyes y más talentos que apuestan y se arriesgan por el teatro.
Cómo ves al público, con referencia a años pasados, ¿creció?
El público ha aumentado y gusta de lo que hacemos. Repondremos este 2012 todas las obras, comenzando con Mátame por favor. Favorece mucho que existan espacios alternativos que te permiten presentar tus obras sin necesidad de esperar un festival.
Y en el cine, ¿qué logros y qué cambios percibes en la audiencia que asiste a las funciones?
Estoy contento. Hemos logrado traer títulos que antes demoraban meses en llegar al país, soy consciente de que Bolivia no es un país atractivo para las distribuidoras independientes, pero estamos abriendo caminos en este sentido. Es parte de mi trabajo negociar y esa aptitud la aprendí del cine.
Lo que no haría
“Busco generar algo; si me propusieran hacer, por ejemplo, ‘El rey León’, no lo haría definitivamente, no es mi interés, pero ojo que todo está bien con ‘El rey león’, seguramente habrá un director al cual mi trabajo no le va a interesar y si realice otros trabajos”.
El teatro
“En el teatro la palabra cobra vida, es un ahora único que viven los actores y el público. Es algo que queda entre nosotros por más que luego lo critiquen y lo comenten; no importa, porque eso sólo involucra a los que estuvieron allí. El teatro es como jugar en la cornisa”.
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