El artista cochabambino Jesús Florido realiza una muestra de acuarelas en el Salón Cecilio Guzmán de Rojas, sin embargo a diferencia de otros artistas es él quien crea su propio papel de dibujo al que denominó OdirolF, una creación de la realiza de manera artesanal y quiso compartir su historia con EL DIARIO.
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La idea que surgió ante una necesidad por la falta de un papel para acuarelistas y los elevados costos de los materiales franceses, eso inspiró a Florido a investigar sobre este material.
“Hace ocho años comencé a investigar y ver si podría hacer un papel que sirva para el arte, nunca recibí instrucción de cómo hacerlo entonces, junté distintos ingredientes pero no funcionaba –recuerda– eso no me desanimó y seguí investigando, no fue luego de cuatro años que conseguí la formula aun así seguía investigando y probando otras técnicas artesanales por ello las 80 hojas que cree hasta la fecha están numeradas, hoy puedo decir que ya tengo la receta”.
El papel denominado OdirolF, el apellido del artista, invertido, tiene características muy distintas a los papeles franceses. En el caso de marcas como Arches, Cansos entre otros, son más lisos y más absorbentes.
“El papel que fabrico es más rugoso muy parecido a los papeles franceses de gran peso de 460 gramos, no se puedo doblar. Su textura hace que la absorción del pigmento de la acuarela sea mayor por ello, las acuarelas son más vivaces e incluso las sombras tienen mayor luz. Entonces parece que sería más fácil pintar acuarelas en este papel”.
Otra característica es que los artistas podrían abaratar costos en cuanto a papeles pues el papel Arches de 320 gramos cuesta entre 130 bolivianos el artista dice que si comercializaría su producto saldría la mitad.
PROCESO
Según el artista los papeles están hechos a base de celulosa, que ya viene trabajada y a veces se la trabaja a través del algodón, se lo coloca en un tamiz e introduce en una bañera de agua; una vez formado el papel se espera a que seque. Posteriormente se lo procesa para darle la contextura adecuada, una vez realizado este paso se vuelve a trasladar la pieza a un ambiente húmedo donde se lo encola para volver el material noble y una vez más se realiza la fase del secado para concluir con la prensadora. “Generalmente todo este proceso hacer el papel como tal puede durar horas, pero lo tedioso está en el secado, un papel lo dejo unos 20 a 30 días porque dicen que mientras más guardado esté tiene mayor acondicionamiento .Es como el vino mientras más añejo puede tener mejor contextura e incluso color”.
Al respecto de comercializar su invento Florido afirma que de dedicarse a la fabricación de papel tendría que dejar de ser artista aunque aseguró que hay muchas personas interesadas en invertir es este negocio de papel de acuarela. “Puede ser que al próximo año trate de sacar a la venta, pero me interesaría visitar las ciudades capitales y convocar a artistas para que sean ellos quienes evalúen el material para que siga adelante con el proyecto aunque desde ya yo me siento satisfecho de crear mi propio material para hacer mi arte”.
En cada exposición –explica–“siempre digo yo no quiero vender papel, yo quiero vender mis obras, esto porque hay artistas que vienen a las muestras y un papel en blanco está enmarcado y me dicen me lo vendes, y yo les digo a manera de chiste, tiene el mismo precio de los cuadros porque está enmarcado”. (sonríe) .
Florido recuerda que hace algunos años el artista Gustavo Lara estaba interesado en su invento y le pidió 24 piezas de papel para montar una exposición, sin embargo esto no puedo realizarse pues Florido nunca pensó en comercializar su creación motivo por el cual no pudo cumplir el pedido.
De momento el acuarelista busca en la declaratoria para que Cochabamba sea denominada la capital de la acuarela, petición que está en instancia del plenario del Consejo Municipal y posiblemente la próxima semana se pronuncien.
Además de la inauguración de su Taller Girasoles en Cochabamba donde los artistas podrán exponer sus trabajos o acudir al lugar para intercambiar conocimientos cultural con una taza de café.
Jesús Florido nació en Cochabamba quedó huérfano a los 11 años y cuenta que es gracias al arte que sobrevivió pintando y tallando charangos en su pueblo natal Aiquile. Estudió en la Escuela de Bellas Artes en Cochabamba y visitó varios países con sus trabajos entre ellos Ecuador y Estados Unidos. Junto a Alicia Cardona tuvo tres hijos Primer Premio en acuarela del Salón 14 de Septiembre (1978); Primer Premio en pintura de la II Bienal “Humberto Vásquez Machicado” (1979); Mención de Honor en pintura de la III Bienal “Humberto Vásquez Machicado”’ (1981); Premio Especial en escultura del Salón 14 de Septiembre (Cbba, 1981).
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