“Utilizando el capullo de la flor de los toborochis constaté de que se pueden hacer edredones, que son más calientes”
Wara, palabra que en aimara significa estrella, es el nombre de una artista plástica orureña que hace nueve años radica en Santa Cruz y que es como un ‘evangelio vivo’ del mensaje de preservación del medioambiente, pues ha concentrado su quehacer al reciclaje de desechos domésticos al punto de llegar a crear, en su propio domicilio, el centro denominado Diseño Sustentable, donde no utiliza piedras o metales preciosos, sino material que generalmente se botan, como papeles, cartones, latas, alambres, hilos y retazos de tela.
Lo que hace Wara en este ámbito forma parte activa de un movimiento que se da en varias partes del planeta, relativo al reciclaje de muchos productos.
Ella toma muy en serio su actividad. No se trata de un hobby, un simple pasatiempo. Se puede afirmar sin temor de incurrir en exageración, que su actividad con las joyas y diseño sustentable es el centro y vértice de su existencia. Si para ejemplo basta un botón, como reza el dicho popular, cuando nació su hijo, que ya tiene dos años, ella evitó al máximo adquirir pañales desechables, simplemente utilizó los de tela, que personalmente los fabricaba, porque los lavaba y tenía la oportunidad de volverlos a usar.
Wara llegó a EL DEBER trayendo consigo un bolso repleto de sus joyas, entre los cuales figuraban cartucheras elaboradas con el cartón grueso en el que se enrolla el papel higiénico y billeteras con embases de tetrapack.
- ¿Cómo y cuándo empezó?
-El quehacer artístico está ligado íntimamente en nuestro hogar. Papá es escultor, mamá es ceramista. Somos cinco hijas que nos identificamos con el arte. Pero la identificación con el reciclaje ocurrió en 2010, cuando hubo un concurso regional en este sentido, lanzado por una fundación. Se me ocurrió participar con latas de atún, que las venía usando como fuentes de preparación de queques y las convertí en relojes de mesa o de pared, ya que se trata de un material de larga durabilidad y elegante, al cual fácilmente se le incorpora la maquinita china. Gané una mención honorífica y ahí me di cuenta que realmente me gusta darle una segunda oportunidad a las cosas, y me dediqué a esta labor: rescato desechos domésticos y les doy tratamiento artístico, estético y funcional.
-¿Qué tipo de materiales usa?
- Pilas, embases de tetrapack, rollos de papeles, latas, empaques de cartón, botellas, tapas de cerveza y cáscaras de huevos. Es decir todo lo que puede tener una segunda oportunidad de uso.
- ¿Cómo es eso de los jardines urbanos?
- Son macetas en miniaturas formadas con cáscaras de huevos. Según me enseñó mi padre, estos residuos aportan nitrógeno a la tierra y es un excelente abono, por lo tanto es un excelente macetero, tan pequeño, tan frágil, tan hermoso, como para adornar un escritorio o cualquier cuarto de la vivienda. Se coloca la tierra negra y la plantita. Es una belleza.
- Usted se dedica a recoger los capullos semimaduros de los toborochis en su época de floración, ¿para qué?
- Es que de esa manera se puede aprovechar mejor el capullo que tiene en su interior como también la semillita, con las cuales formo una variedad de aros y collares. Es una labor de relojería, de enorme paciencia, que ejecutada con pasión resulta muy placentera. Existe una verdad contundente. Nada que se realice sin entrega absoluta y amor sale bien. Es una especie de clave.
- ¿Cómo comercializa sus joyas?
- Las ofertas no son mediante vitrinas, sino a través del celular o el facebook, donde explico que se trata de joyas sustentables, que están fuera de lo común, ya que nada tiene que ver con bisutería de oro y plata. Le digo a mi público en la Internet que al adquirir uno de estos productos que se sienta tranquilo, porque su compra forma parte de la responsabilidad social con el medioambiente.
-¿Cree en la posibilidad de que un día todos estén unidos en reciclar cosas y en la defensa de la naturaleza?
- Estoy convencida de que eso es posible, pero a partir de una concienciación de todas las madres, que somos quienes tenemos mayor contacto con los hijos, para inculcarles este deber y obligación, inclusive de saber cómo se debe botar la basura.
Ella
Nacida en Oruro, Wara es hija del escultor Gonzalo Cardozo y de la ceramista María Velásquez. Sus estudios en Bellas Artes configuraron su vocación de artista. Su retoño se llama Bruno Jordán Cardozo, que precisamente hoy cumple dos años. Ella considera a este reportaje sobre su trabajo como un regalito para su pequeño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario