L a historia de la pintura ha sido la columna vertebral de la historia del arte moderno; todos los demás medios de expresión plástica y visual quedaban supeditados, de alguna forma, a los dictámenes de esta “reina de las artes”; su propia exigencia intelectual ha abierto los caminos del arte contemporáneo, revelando uno a uno sus contenidos, formales, semánticos e ideológicos. Declarando la independencia del arte de muchas funciones que le fueron impuestas en distintos momentos, por instituciones ajenas a su propia naturaleza liberadora. El arte de la pintura ha quebrado los límites de la ideología, ha establecido una poética que supera a la palabra no sólo por su universalidad, sino, y sobre todo, por su sentido polisémico, su apertura a un mundo de conocimiento que trasciende lo mensurable y cuyo fin último parece ser la reflexión sobre el ser.
Este mundo de posibilidades no se ha agotado en sí mismo, pues la pintura ha generado, a través de su propio desarrollo conceptual, la apertura a los nuevos medios de expresión que caracterizan el arte posmoderno, que en algún momento parecían estar opuestos a ésta, sin embargo, resultan ser una extensión en la búsqueda de la pintura, que con los medios más sencillos sigue desafiando a las personas a ir más allá de la superficie para encontrar maneras nuevas y distintas de ver y de percibir el mundo, compartiendo la escena contemporánea del arte.
En los próximos días se presentará en la Galería Romero Mérida la producción más reciente de cuatro pintores; cada uno mostrará, desde actitudes, enfoques y expresiones diversas, la persistencia de la pintura en la escena local del arte.
Roxana Crespo, en la línea de trabajo que desarrolla desde hace algunos años, indaga las posibilidades del color y la línea, recurriendo a la figura humana y al mundo de la danza. Ambos temas muestran su preocupación por hacer evidente el movimiento y la armonía, marcando el recorrido visual a través de ritmos lineales y masas de color dispuestas en el espacio, que forman parte fundamental en su expresión. Más allá de la temática, en la obra de Roxana se encuentran espacios de una pintura libre, gestual y bien resuelta, que marcan el gusto por la materia pictórica. Los lienzos de Roxana Crespo muestran consecuencia con su trabajo anterior y una apertura hacia nuevas búsquedas, que le abren una serie de posibilidades que sobrepasan el motivo, para anclarse en el hecho pictórico y que seguramente tendrán consecuencias importantes en su futuro trabajo.
En los trabajos de Ángeles Fabbri se encuentra, como siempre, una actitud libre, que trasciende la representación temática para centrar su interés en la aplicación del color a través de manchas frescas que develan el gesto creador, el diálogo apasionado entre la artista y el lienzo, la urgencia de sentir la materia al aplicarse en el espacio y el dibujo de trazo espontáneo, que sirve de soporte pero que no es protagonista en el conjunto de la obra. En todo caso, los paisajes urbanos, los paisajes rurales o cualquier otro tema al que Ángeles Fabbri recurre, sirven para testimoniar su opción por la pintura, como medio para expresar, desde lo íntimo de su vivencia, un mundo interior pleno de fuerza vital que al emerger a través de la pincelada descarga, desde la sencillez gestual de la mancha limpia y amplia, un acto expresivo capaz de confrontar al espectador con un mundo sugerente e inquietante.
Mientras que la aproximación de Cecilia Wilde a la creación responde a una sensibilidad diferente, aunque comparte la pasión por el color con Fabbri, Cecilia se acerca a la pintura con una actitud contemplativa y reflexiva. El descubrimiento vivencial de su temática en la observación de la naturaleza, del que parte un intenso diálogo con el espacio pictórico, la lleva a un proceso de construcción de la composición en el que las formas se redefinen, una y otra vez, a partir de sugerencias intuitivas que nacen del lienzo, capa tras capa, veladura, tras veladura el color va tomando protagonismo, hasta hallar sintonía con el espíritu imaginativo de la creadora. Los paisajes de Wilde tienen más un sentido lírico; su paleta característica, de azules intensos, contrastados con amarillos y magentas, en ocasiones acentuados por el dorado o plateado, conforma una expresión placentera, mundos solitarios e idealizados que podrían prescindir de la figuración y seguir ejerciendo sobre el espectador esa fuerza que invita a sumergirse en sus lienzos.
Marco Alandia es un militante de quienes piensan que la pintura debe prescindir de la representación y del tema para ser plena: opta por la no figuración; su trabajo compositivo cobra sentido en la búsqueda armónica, en la alternación de los espacios de color y las texturas visuales, sobre la superficie que podríamos relacionar con la búsqueda de armonía en la expresión poética o con la construcción rítmica armónica que sirve de soporte a la composición instrumental de la música. Tanto el color, la textura, como los espacios se conjugan para producir en el espectador un conjunto de sensaciones, que sin querer representar nada o referir lo real son capaces de motivar procesos perceptivos que generan a través de esta experiencia sensitiva una aproximación reflexiva a un mundo de conocimiento sensible, que muchas veces es menospreciado, pero que es parte fundamental en el aprehender el mundo desde una experiencia estética intensa como base de todo conocimiento significativo.
El factor común de la muestra es, para ellos, el trabajo del taller, la exigencia personal del oficio de pintor, el no supeditar su expresión a la representación temática como fin de su quehacer, sino al diálogo intenso con los materiales pictóricos a partir de la imaginación, herramienta mental que les permite desarrollar su propio camino en un oficio único, que más allá del tema o de su ausencia muestra la vigencia de la pintura en la escena de las expresiones visuales.
Una exposición de cuatro artistas
Entre el 12 de junio y el 1 de julio, se llevará a cabo la exposición de los artistas Roxana Crespo, Ángeles Fabri, Cecilia Wilde y Marco Alandia.
La muestra conjunta se ha denominado “Pintura e imaginación” y tendrá lugar en la Galería Mérida Romero, un espacio de arte ubicado en la calle Gabriel René Moreno 1223, Bloque E, en San Miguel.
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