Una exposición colectiva con más de 300 piezas, entre objetos personales, fotografías e instalaciones, tomará -desde el 26 de junio hasta el 21 de agosto- tres espacios de La Paz en busca de rememorar las dictaduras militares de Bolivia, Chile y Argentina.
Bajo el título La luz de la memoria. Arte y violencia política, esta muestra -que para Edgar Arandia, director del Museo Nacional de Arte, “será una de las más grandes del año en Bolivia”- se desarrollará en los museos Nacional de Arte, San Francisco y en la galería de la Facultad de Arquitectura.
Se confirm�� la participación de una veintena de artistas de los tres países, además de instituciones y colectivos ligados a los derechos humanos.
Según Arandia, esta exposición busca evocar la etapa dictatorial de los tres países para crear conciencia en las nuevas generaciones. “Aquí dialogan documentos, objetos, pinturas, grabados, fotografías y videos para que la gente conozca lo que costó conseguir la democracia”, dijo.
“Es un mensaje al mundo sobre la importancia de las libertades democráticas y, a la vez, una denuncia de la impunidad aún campeante”, agregó.
En el caso de Bolivia se propone un recorrido desde la dictadura de René Barrientos Ortuño (1964) hasta la de Luis García Meza (1980).
Los artistas chilenos abordarán el periodo dictatorial de Augusto Pinochet (1973 y 1990), uno de los más largos y cruentos de la región, y los trabajos de Argentina plantearán un recorrido por los años 1976 y 1983, cuando los militares asumieron el poder por última vez.
La memoria de los objetos
El escritorio del líder político Marcelo Quiroga Santa Cruz, su pasaporte y su ropa, entre otros objetos personales, son parte de La luz de la memoria. Más allá de su carácter íntimo, los organizadores consideran que por su gran valor histórico y espiritual vale la pena mostrarlos.
La muestra también permitirá conocer algunas facetas escondidas de mártires de la democracia, como el sacerdote jesuita Luis Espinal Camps, asesinado en 1980, poco antes del golpe de Estado de García Meza. “Exhibiremos un tallado de Espinal que todo este tiempo estuvo guardado por los jesuitas”, agregó Arandia.
No menos interesantes son las 60 grabaciones de testimonios de personas que vivieron la represión. “Son historias de gente que sufrió en carne propia este periodo oscuro de la historia boliviana”, explicó Daniela Guzmán, una de las organizadoras.
Otra de las protagonistas de la exposición será la dirigente Domitila Chungara, fallecida a inicios de año y de quien se expondrá una instalación compuesta por una fotografía y una serie de frases y testimonios que la luchadora publicó en su libro Si me permiten hablar.
Los artistas bolivianos convocados son Diego Morales, Silvia Peñaloza, Gustavo Lara, Benedicto Aiza, Max Aruquipa y Mario Conde, entre otros.
De Argentina participarán Azul Méndez y Viviana Ponieman. Esta última exhibirá en el Museo Nacional de Arte una instalación que traza una completa síntesis gráfica de la dictadura de su país y de los estigmas que ésta dejó en miles de personas.
“La dictadura argentina estuvo relacionada con la boliviana, con el Plan Cóndor, un sangriento operativo que también será abordado”, dijo Guzmán. Por otro lado, en el Museo San Francisco y la Facultad de Arquitectura se expondrán fotografías del colectivo argentino Cangrejo del Río.
En estos espacios también estarán las obras de diversos artistas chilenos, uno de ellos es Jaime Cabrera, quien retratará a través de grabados la tragedia que su país enfrentó bajo el régimen pinochetista.
Punto de vista
Alfredo la placaArtista plásticoSi hablamos de la dictadura y su relación con el arte en Bolivia, creo que Wálter Solón Romero, Lorgio Vaca y Miguel Alandia Pantoja son los que más trabajaron con este tema, cada uno en su época. Con su obra, estos muralistas hicieron resistencia, pues no sólo se limitaron a recoger los acontecimientos históricos del país. Sobre todo reflejaron su forma de pensar sobre los hechos que vivieron durante la dictadura.
Ellos no sólo pintaron su entorno y los paisajes, la mayoría buscó ser revolucionario en su arte y por ello es que su creación lleva una fuerte carga social. Al igual que estos tres muralistas, hay muchos otros artistas de la época que también se expresaron a través de la escultura y el grabado.
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