Los organizadores del VI Festival Internacional de la Cultura Sucre 1996, con la adhesión de varias instituciones, invitaron a escultores y pintones nacionales para que durante los 15 días que durara esa manifestación pudieran plasmar su maestría en muestras que quedarían como recuerdo imperecedero de su arte.
Varios fueron los escultores que durante esos 15 días trabajaron y dejaron su recuerdo en el inicio de la avenida Juana Azurduy de Padilla y en la plazuela abandonada que se halla en la calle Monseñor Santillán entre Univalle y el hospital Uni.
Durante mucho tiempo esas obras mostraron su esplendor; pasados los años, el descuido, las inclemencias del tiempo y el olvido las dejaron en un estado deplorable.
Murales de los maestros Luis Zilveti y Reynaldo Urioste hoy lucen casi despintados y se hallan ocultos en medio de la basura y detrás de unos quioscos de lata; lo que fue una escultura en honor a Juana de América realizada por Jhonny Quevedo, hoy desapareció y queda como mudo testigo de la desidia solamente la avejentada base, más allá esas preciosas esculturas casi a punto de desmoronarse, son refugio de alcohólicos y covacha de pandilleros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario