Su fachada dice algo de lo que sucede al interior de sus paredes. Ahí dentro existe un espacio en donde la investigación, el trabajo y la exploración artística se traducen en obras hechas por artistas bolivianos y extranjeros que forman parte de la residencia Materia Gris.
Ubicada en la calle Hermanos Manchego, la Casa Matony -término que resulta de la unión de los nombres de sus impulsores: la gestora cultural María Teresa Matecha Rojas y el fotógrafo Tony Suárez- alberga además de un estudio fotográfico, un hostal.
Materia Gris surgió como un espacio de encuentro para que artistas latinoamericanos convivan, de tres semanas a un mes, con sus pares bolivianos, con la finalidad de elaborar propuestas.
La primera etapa del trabajo se enfoca en la investigación del contexto paceño y boliviano. "La segunda etapa tiene que ver con usar la fachada de la casa como un espacio expositivo, que sea un poco como un ejercicio de la primera idea de la investigación. La tercera generalmente tiene que ver con la culminación de un proceso en la investigación, en donde casi todos los artistas han tenido un producto para exposición”, explica Rojas.
Para la curadora, el momento culminante de la residencia no se traduce siempre en una exposición. Por el contrario, se trata del esfuerzo en el proceso, la investigación, para, de esta manera, llenar un espacio dentro del arte contemporáneo que no existe actualmente en nuestro medio.
En las dos últimas versiones, desde marzo de 2014, se han invitado a artistas extranjeros y se ha hecho una convocatoria abierta a artistas bolivianos.
En el trabajo de la más reciente residencia se aborda el sentido de vestir, y no solamente desde lo estético o lo "fashion”, sino la vestimenta que tiene historia.
El tema, según la artista boliviana Indra Coronado y su par chilena Mariana Guzmán, tiene que ver con lo simbólico y lo sociológico, en donde ambas coincidieron en hablar sobre ropa.
En la fachada de la casa Matony se observa un mapa de Estados Unidos y otro de Bolivia. Ambos están elaborados y conectados por tiras de tela obtenida de la ropa americana que se vende en la feria 16 de Julio, en El Alto. La propuesta pertenece a Coronado.
Casi junto al mapa de Estados Unidos, en las ventanas, se observan tres imágenes de personajes que pertenecen a las obras del pintor Raúl Lara, compartiendo el espacio con una chola paceña y un lustrabotas. La propuesta fue elaborada por Guzmán.
"Dejar la piel” en una muestra
El Museo Nacional de Arte es el lugar donde se muestra actualmente el trabajo realizado por ambas artistas, denominado Dejar la piel.
En la exposición se observa una gigantografía de la Ñusta -pintura emblemática de Cecilio Guzmán de Rojas- en un contexto completamente diferente, una zapatería que funciona actualmente en el centro histórico de La Paz. El montaje fue elaborado por la artista chilena.
Guzmán ha extraído en el pasado personajes del pintor Johannes Vemeer, en un trabajo de la apropiación de las pinturas para ponerlas en un contexto cotidiano. "El personaje se humaniza, se baja del lienzo y se convierte en una persona común y corriente, y decidí que ese era un trabajo coherente para hacerlo en La Paz”, dijo.
La instalación busca una reflexión entre un ícono de la pintura indígena de Guzmán de Rojas y un contexto público actual, donde el tema de lo indígena, según la artista, ha cobrado relevancia. Ello, para generar un diálogo entre lo que significa la materialidad del personaje, la importancia del aguayo y la fotografía.
Un video -de poco más de cinco minutos- mostrará el trabajo elaborado por Coronado y realizado con la colaboración de la productora Contraluz.
El trabajo, denominado Mudar, muestra cómo un yatiri hace una "milluchada” a varias prendas de ropa blanca usada antes de venderlas, con el objetivo de limpiarlas de su pasado y de la energía del anterior dueño.
"La personas verán que el yatiri me hace una bendición antes de que yo las venda en la feria 16 de Julio a un boliviano, ello conlleva también una bendición para las personas que adquieran las prendas”.
La limpia es, según Coronado, una forma de nacionalizar las prendas y plantea el cuestionamiento: ¿cómo los ciudadanos pueden descolonizarse si aún dependen de esta ropa?
Para Rojas existe una distancia muy grande entre las propuestas de las artistas. Sin embargo, en el discurso formal se aborda el tema de la vestimenta como un instrumento para obtener estatus, lograr una igualdad a través de los precios bajos, una imagen determinada ante la sociedad.
Como polo opuesto está una propuesta que muestra un regreso a la Ñusta de Guzmán de Rojas, con un aguayo, un topo, y además luciendo una pollera de chola paceña.
La próxima residencia
Del 1 al 3 de marzo estará en La Paz el curador ecuatoriano Hernán Pacurucu para hablar sobre el arte contemporáneo de su país, junto a María Teresa Rojas y la residencia Materia Gris. Al mismo tiempo participará de un visionado de portafolios de artistas bolivianos que podrían ser incluidos en un libro sobre arte latinoamericano que se encuentra elaborando.
Será durante esos días en los que se realizará la tercera residencia de Materia Gris, que incluirá un conversatorio abierto para artistas y público.
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