Si se busca definir con una sola palabra a La santa cruz de Sade, transgresora es la adecuada, por ser la que brota de los labios de todos los involucrados al relatar el resultado. Pero no es solo esta cualidad lo que hace interesante a esta pieza teatral, son muchos aspectos: está inspirada en uno de los textos del controversial marqués de Sade, las escenas recrean la perversión, ateísmo y las corrientes políticas del texto original, incluirá los primeros desnudos en el escenario, pero sobre todo, es la primera obra que Diego Aramburo, el director de teatro boliviano más destacado y premiado a escala nacional e internacional, monta con actores cruceños.
Tras dos meses de una preparación ‘subterránea’, el 6 de marzo la obra se estrenará en el Centro de la Cultura Plurinacional.
El elenco
Los actores fueron seleccionado a través de un castin que dejó a Gabriela Sandoval, Mario Chávez, Gysely Ayub, Hugo Francisquini, Nancy Cronen y Adriana Lea Plaza con la tarea de dar vida a la historia que el Marqués de Sade relata en su obra La Filosofía en la Alcoba.
Aramburo, además de la dirección, estuvo a cargo del texto, que incluye “testimonios del elenco y el texto base, libremente intervenido”.
El director anticipa que la obra responde a los géneros de teatro contemporáneo boliviano, teatro performático y teatro documental, hecha para público con criterio formado.
El también actor, como a lo largo de su carrera, nuevamente se arriesga, obedecienco a su tendencia de “crear obras que no tienen el propósito de complacer al público, sino de dirigir su mirada hacia lugares ignorados.
El padre del sadismo está aquí
Santa Cruz de la Sierra se convierte en la urbe donde reside Dolmancé, un empresario rico, ateo e inmoral, que junto con la madame se propone pervertir a la joven Eugenia e introducirla en un mundo en el que encontrará el placer en el dolor ajeno.
Pero es aquí, en la urbe más pujante y progresista de Bolivia; y ahora, en pleno siglo 21, donde se desvela la existencia de muchos Dolmancés, Sades, Eugenias y otros personajes pervertidos, reprimidos, frívolos y machistas.
“Representar a nuestros personajes fue un proceso desinhibitorio porque tuvimos que apropiarnos de textos muy fuertes que desnudan y cuestionan a la sociedad”, expresó Chávez, que personifica a Dolmancé.
También el mismísimo Marqués estará en escenario, encarnado por Francisquini, y mostrará al Sade misógino por naturaleza.
La presencia femenina, reprimida sexualmente en nuestra sociedad, estará representada por la madame, por Eugenia, su madre y por la conciencia del marqués, a cargo de Ayub.
Ayub, que además es sicóloga, está convencida de que los cuestionamientos de la obra pueden molestar a algunos espectadores, pero considera que la sociedad necesita este tipo de espectáculos, que dejan atrás la comedia y plantean situaciones reales.
Y así, con proyecciones audiovisuales y la realización de desnudos, la obra de Aramburo reforzará los textos, agresivos y directos que también desnudarán el alma de todos los presentes
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