“Desde que he llegado a Bolivia, en 1991, he sufrido muchos plagios porque mi obra se reproduce en tarjetas, postales y afiches.
Entonces, es muy fácil comprar en cinco bolivianos y copiar. Lamentablemente he tenido muchos plagios anónimos, sin embargo, en vista de que he registrado mi obra tengo como protegerla y como defenderla”, dice Susana Castillo López, artista plástica boliviana graduada en la Universidad de Texas (Estados Unidos).
Especializada retratista, sobre todo de las culturas originarias de Bolivia, Castillo asegura que puede pasar un día entero contando todas las experiencias que ha vivido por defender la autoría de sus creaciones.
“El momento que tú ves tu obra plagiada es como un puñal al corazón”. Para ella, un plagio revela una carencia de alma, falta de estudios y --sobre todo-- un vacío indescriptible.
“El plagiador plagia porque no tiene idea propia. Es mucho más fácil copiar”, asegura.
Desde el año 1998, cuando comenzó a registrar sus obras en el Senapi, Castillo ya tiene más de 300 piezas con derechos de autor, además de un libro.
“He tenido la ocasión de hacer un afiche para una ONG internacional --cuenta Susana--. Era un mapa de Bolivia con los rostros de los pobladores de cada lugar y en esa oportunidad toda la obra estaba registrada. Esta ONG usó este mapa y publicó en La Razón de La Paz y repartió cinco mil ejemplares un domingo y por supuesto no figuraba mi nombre. Con el abogado de derechos de autor, Edwin Urquidi, que es experto en este tema, sin juicio ni nada pedimos daños materiales y morales. Me ofrecieron una exposición itinerante en La Paz, Tarija, Sucre y Santa Cruz, todo absolutamente pagado y harto dinero”.
Pero dice que la peor experiencia la vivió cuando descubrió que un “artista” ganó un concurso en Potosí con una de sus obras y cuando vio otra de sus creaciones en la tapa de CD de música tarijeña grabado por Heriba.
Así, en el 95 por ciento de los casos de plagio que ha sufrido no tiene como reclamar porque son anónimos. “Compran una tarjeta mía, le quitan con photoshop la firma y reproducen” y el Perú, como es bien sabido, es donde más plagian sus obras.
“Yo soy de la idea --dice Castillo-- de que todos los artistas deberíamos proteger nuestra obra porque somos personas que estamos creando y que nos gusta hacer obras novedosas”.
“...todos los artistas deberíamos proteger nuestra obra porque somos personas que estamos creando y que nos gusta hacer obras novedosas”
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