Oruro Un teatro sin público es como un niño sin una ilusión

"Un teatro sin público es como un niño sin una ilusión", fue la apreciación del director del elenco "Terra Nova", Alfredo Soria Hurtado, quien lamentó la falta de apoyo por parte del público orureño en la presentación realizada en ambientes del Paraninfo de la Universidad Técnica de Oruro ayer a las 18:30 horas.

La comedia de Williams Shakespeare "La Fierecilla Domada", una vez más estuvo en escenario, pero como parte de las actividades programadas del Solsticio de Invierno organizado por Extensión Cultural de la UTO.

En su presentación en la temporada de teatro en el Paláis Concert tuvo mucha aceptación, es por ese motivo que el director se vio sorprendido ante un teatro vacío, que desalienta a los jóvenes actores.

El director atribuyó la ausencia del público por la falta de difusión y el desgaste de la gente que asistió a la anterior presentación, pero también es innegable la falta de apoyo de la ciudadanía, remarcó Soria.

"Nos hubiera gustado la presencia del público, los artistas necesitamos ese tipo de apoyo, especialmente de las autoridades, porque talento hay, lo que falta es promoción", exteriorizó el director del elenco de teatro Terra Nova.

Pese a los percances el show continuó, los actores estaban en escenario, mostraron lo mejor de sí al interpretar a sus personajes, lo único que faltó es el alimento del actor, el aplauso, un elemento que no es sustituido por elementos materiales.

Lamentablemente quienes hacen teatro no reciben el suficiente apoyo a comparación de otras ciudades donde se genera bastante actividad cultural, los jóvenes artistas solo tienen el interés de mostrar su arte, explorar un camino quijotesco para llevar un mensaje de paz y fraternidad, además de brindar un espacio de distracción amena y cordial para que sea compartido entre los miembros de la familia.

Fue muy triste ver como los actores realizan su intervención ante las butacas, frías y estáticas, no había nadie quien pueda emitir un criterio, una sonrisa o carcajada por los errores cometidos o la simpatía del personaje, excepto el boletero, hombre privilegiado que vio el espectáculo.