En este lugar, todo objeto que alguna vez se consideró inservible tiene una segunda oportunidad, gracias a un colectivo de artesanos y artistas que convierte corchos y tapas de botellas en aretes y manillas, casetes en monederos y enaguas en faldas cortas y carteras.
Cerca del Montículo, en la calle Andrés Muñoz de Sopocachi, resalta la pequeña tienda Los cinco caracoles, un espacio temático abocado en un 80% a los productos hechos de materiales reutilizados y reciclados. El otro 20% está dedicado a piezas de artesanos que no cuentan con un espacio para vender sus creaciones.
La idea surgió de varios artesanos que se conocieron cuando participaban en una feria, quienes con el transcurso del tiempo vieron la necesidad de crear un lugar no sólo en el cual vender sus creaciones, sino también en el cual se impartan talleres sobre las técnicas que utilizan, además de recopilar materiales para elaborar sus piezas.
“En las ferias en las que participamos siempre nos preguntaban si teníamos una tienda y creemos que ya era hora de que en La Paz haya un lugar así”, afirma Naira Sandoval, integrante de Los cinco caracoles.
La idea es transformar
En este mundo aparte, inaugurado hace casi dos semanas, las piezas sirven para todo menos para lo que fueron creadas inicialmente y son transformadas por al menos una decena de personas que pertenecen al colectivo.
Junto a Sandoval, Alejandra Canelas hace morrales, carteras y billeteras a partir de bolsas de leche Pil y páginas de revistas antiguas. También trabaja en alforjas con forma de cinturón.
Además crean cajas y aretes con teclas de computadoras en desuso y transforman la ropa que ya no tiene uso en nuevas prendas.
“También hacemos papel reciclado de los periódicos, que sirve para cuadernos, tarjetas, libretas o invitaciones, e innovamos con unas toallas higiénicas artesanales y reutilizables, porque la idea de la tienda radica precisamente en promover un nuevo estilo de vida, incluso desde las prácticas más personales”, comenta Canelas.
Los cinco caracoles promueve la filosofía de que las personas recuperen un sentido de individualidad con productos únicos, para alejarse así de la tendencia de que todo es desechable.
Casetes y “cholas con aire pop”
El casete, que se ha convertido en un “dinosaurio de la industria discográfica” con la aparición del CD y sobre todo de los reproductores digitales de música, es utilizado por Miguel Sánchez para hacer monederos.
Este artista colombiano también confecciona poleras con imágenes de cholas, indígenas y mestizos con coloridos y fondos pop.
Para Sánchez, ésta es una opción para los turistas, ya que los productos actuales dirigidos a ese segmento no ofrecen muchas alternativas, por sus diseños repetitivos.
Madera, cerámica y terapia
Knorke Leaf se dedica al trabajo con madera reciclada, de la que surgen diferentes objetos como cajas o joyeros con diseños grabados a mano.
Leaf también fabrica lámparas para niños con diseños únicos.
El fundamento de Los cinco caracoles es pasar del simple discurso de que “hay que cuidar el medio ambiente” a la acción concreta. Una pequeña elección personal a la hora de elegir un producto puede marcar la diferencia. Ellos esperan que, paulatinamente, la sociedad tomará mayor conciencia de la necesidad de preservar la naturaleza.
“No puedes hablar de cuidar el medio ambiente si no reciclas. Es difícil cuando predomina el mensaje de que consumir es sinónimo de vivir mejor, pero se puede lograr” sostiene con esperanza Alejandra Canelas.
Aretes con piezas de teclados
Estos artesanos adquieren los teclados de computadoras en desuso generalmente de la feria del El Alto. En el proceso, retiran las teclas del panel y realizan una perforación para que ingrese la argolla del arete que se fijará en la oreja. Finalmente, se rodea la tecla con el alambre y se pegan las piezas.
Reciclando papel de periódicos
El papel reciclado se obtiene de varias maneras. En una de ellas, se moja y tritura el papel, luego se le da forma sobre un molde, que puede ser un mosquitero, y se quita el exceso de agua. Se puede quitar del marco antes o después de que seque. Una vez seco, el nuevo papel está listo para ser reutilizado.
Billeteras de bolsas de leche
Para hacer las billeteras con bolsas de leche se cortan los envases siguiendo un patrón de tamaño, en dos piezas. Luego se cubren los envases con papeles de revistas antiguas y se plastifica la superficie. El paso final es coser a máquina hasta lograr la forma, para luego añadir los bordes y los broches.
Lámparas con tela reutilizada
Primero se da forma al cuerpo del objeto con tela y al armazón que sostendrá el foco con la conexión eléctrica. Después se rellena el interior con arroz para que la lámpara resista una posible caída. Una vez unido todo se hacen algunas costuras para afianzar la estructura y se logra la forma de la pantalla con alambres y telas.
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