Mirar la belleza femenina en distintos contextos es lo que pretende la fotorreportera Delphine Blast, quien con su lente retrató a quinceañeras de zonas periféricas de Bogotá, también a indígenas guayu de la Guajira en Colombia. En Bolivia se centró en cholas conductoras de programas, modelos y comerciantes.
“Soy fotoperiodista desde hace seis años. Comencé a hacer fotos durante mis viajes y desde pequeña supe que eso era lo que quería hacer. Lo que me interesa es la gente y el contar historias a través de mis retratos”, explica la francesa de 35 años.
Tomando la fotografía como una excusa para conocer personas, Blast decidió sumergirse en la realidad colombiana. El resultado de esa inmersión a las barriadas de Bogotá fueron los retratos a la desigualdad que quinceañeras viven en aquel lugar. “El proyecto fue sobre estas jóvenes, me fui a ver cómo ellas celebran sus 15 años y así entender este rito y el significado que tiene para ellas. El grupo social al que ellas pertenecían eran de recursos muy bajos”, detalla Blast.
Una quinceañera posa con el pomposo vestido que lució en su fiesta de 15 años en Bogotá, Colombia.
En esa experiencia pudo observar cómo la mayoría de esas jóvenes, además de vivir en zonas deprimidas y en condiciones precarias, viven con la madre, que es quien las sustenta porque el padre está ausente. “Pese a las limitaciones económicas, las progenitoras se endeudan. Llegan a deber hasta $us 5.000 para darles una fiesta a sus hijas porque para estas niñas y sus familias representa el obtener un espacio en la sociedad”.
La desigualdad social es una realidad que viven jóvenes de 15 años en las fotos de Blast.
La fotógrafa ha tenido como objetivo de este trabajo ver los roles de las mujeres en América Latina. “En las fotos hay símbolos y las relaciones humanas que engloban a minorías como indígenas, mujeres y población GLBT (Gay, Lésbico, Bisexual, Transexual)”.
La simplicidad y olvido en la que habitan los indígenas guayu se observa en esta fotografía.
Otro grupo humano que llamó su atención fueron los indígenas guayu. “Son conocidos por su artesanía, pero lo que me interesó fue cómo sobreviven en la Guajira, una localidad que es semidesértica. Además, con el cambio climático no hay lluvias, los animales mueren de sed y su economía está muy golpeada, pero ellos sobreviven”.
Una indígena guayu posa en una laguna de la Guajira, un espacio geográfico donde el agua es un preciado recurso.
Blast descubrió en la comunidad indígena que ésta se rige por un matriarcado y en cuya organización los niños llevan el nombre de la madre, algo que le fascinó. “Hay un rito de pasaje interesante; es el del encierro. El primer día de la primera menstruación encierran a la joven entre tres semanas a tres meses. Está en una hamaca junto con una chamana y una tía que le enseñan a ser mujer”.
Una imagen de la fotógrafa, quien pretende radicar en Bolivia para seguir ‘contando’ historias.
Esos momentos han sido retratados para esta muestra en la que las cholas y sus historias también tienen su espacio. “Me interesó el papel de ellas en la economía boliviana, en la política y la segregación que vivieron hace décadas”, dice la artista, quien encuentra el universo femenino como el espacio que quiere inmortalizar con su cámara.
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